¿Es malo esperar? Ágora Marianista

Acostumbrados a la inmediatez en todo cuanto nos rodea, pero sobre todo en Internet, cuando vemos un mensaje de “estamos en obras, disculpen las molestias” en una web, lo traducimos rápidamente por “esta web está muerta, bórrala de tus favoritos”.

Sería impensable ver un cartel así en Youtube, o en Facebook…. EN GOOGLE!!! Costaría infinidad de despidos, miedos de quiebra y caídas de la bolsa…

Esto nos hace olvidar que los resultados se tienen después de esfuerzos, de trabajo y que detrás de cada trabajo y esfuerzo, hay personas. Así, es en iniciativas altruistas y de pocos recursos donde más se acusa la falta de calidad, de eficiencia, de inmediatez… al compararlas con otras que mueven las sumas más grandes de dinero en el mundo, olvidando que si esa comparación es posible, es porque hay aspectos, en los que estas iniciativas altruistas y de pocos recursos, son comparables a las que se mueven a golpe de talonario.

Ni siquiera Jesús resucitó inmediatamente, nos quiere dar siempre tiempo para poder tener fe, para poder tener esperanza, para poder mantener la ilusión, para recordar que somos humanos. Y a veces queremos saltarnos las esperas, los silencios, los sufrimientos…

Con este espíritu de esfuerzo gratuito y el deseo de seguir siendo un punto de referencia en Internet, desde sus debilidades y limitaciones, Ágora Marianista presentará su nueva portada y comenzará una nueva fase de su proceso de renovación el día 15 de septiembre.

8 comentarios en «¿Es malo esperar? Ágora Marianista»

  1. ¡Esperaremos! Aunque eso no quita que se os eche de menos los días que estéis con el pico y el ladrillo :P

    Ánimo y que os quede tal y como deseáis: ¡seguro que vale la pena que esperemos un poco!

    Un abrazo…

  2. Gracias, Sergio. Gracias a todos los que trabajais en Ágora, silenciosa y tiernamente.

    Me venía a la cabeza leyéndote este texto de Mario Cervera…
    _____________________________

    «Quiero aprender de los que SABEN ESPERAR. Quiero aprender de vosotros –de ti- porque:

    Cuando tus esfuerzos no tienen un resultado inmediato, SABES ESPERAR.

    Cuando lloras con lágrimas mudas, SABES ESPERAR.

    Cuando tu tristeza es demasiado sonora, SABES ESPERAR.

    Cuando el corazón se desmelena, y le reta a la razón, SABES ESPERAR.

    Cuando la razón –¡cobarde ella!– hace guardia a la puerta de tu corazón –por miedo a que llene o se llene demasiado–, SABES ESPERAR.

    Cuando te parece que el único derecho que se cumple es el derecho de soñar, SABES ESPERAR.

    Cuando gritas un «¡justo a mí me ha tocado ser yo!», SABES ESPERAR.

    Cuando descubres que la utopía es un capricho de los románticos, SABES ESPERAR.

    Cuando no te entiendes a ti mism@, SABES ESPERAR.

    Cuando quieres crecer demasiado rápido, SABES ESPERAR.

    Cuando ves que los demás siempre te adelantan, SABES ESP ERAR.

    Cuando te parece que tu vida es una continua marcha atrás, SABES ESPERAR.

    Cuando te decepciona la gente que de verdad te importa, SABES ESPERAR.

    Cuando sientes que Dios se ha olvidado de ti, SABES ESPERAR.

    Cuando crees que la vida no acaba de guiñarte un ojo, SABES ESPERAR.

    Quiero aprender de ti, porque entiendes –y me haces entender– que LA PRISA ES UN PÉSIMA CONSEJERA.

    ¡Enséñame a esperar! Viviremos con esperanza. Conquistaremos la utopía. Y ejerceremos el derecho de soñar, aunque éste sea el único –o el último– que tengamos.

    Conseguiremos aprender a esperar. Y, si no lo conseguimos, no nos preocupemos: ¡ESPERAREMOS!»

  3. Gracias Sergio, nuevamente.
    Gracias por poner palabras a lo que muchos sentimos.
    Gracias por trabajar tanto y tan bien por nuestra plaza del encuentro, por Ágora.

    Seguro que esta nueva etapa viene llena de «RE». De RE-nacer, de RE-esperanza, de RE-encuentros, de RE-brotar.

    Cuando uno poda un árbol parece quedarse feo, como vacío, como en silencio. Pero con el tiempo, y una buena dosis de paciencia, ves que da nuevos brotes de los cuales salen hojas preciosas y frutos ríquisimos.

    Que así sea.

  4. Gracias Sergio, a ti personalmente y a todo el equipo Ágora por el enorme trabajo que realizáis. Lo bueno siempre se hace esperar, dicen, no?
    Además, los tiempos avanzan y la red aún más rápido. Prefiero esperar y tener un espacio actual y dinámico que no agarrarme a «los odres viejos», conocidos, seguros y confortables, a veces una trampa para seguir adelante.

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