¿Qué otra cosa puedo hacer yo, un anciano cojo, más que cantar un himno a la divinidad?
Si fuera un ruiseñor, haría lo propio del ruiseñor; si cisne, lo del cisne.
Pero en realidad soy un ser racional:
debo cantar el himno de la divinidad;
esa es mi tarea; la cumpliré y no abandonaré
ese puesto en la medida en que me sea dado
y a vosotros os exhorto a participar del mismo canto.

Epicteto

 

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