Amar y Orar

Amar, como orar, es alojar a un extraño en las propias entrañas. Es dejar que el proyecto, los deseos, la vida del otro…inunden nuestro proyecto, nuestros deseos, nuestra vida; y esto, que es una división, paradójicamente nos integra. En la masa oscura de nuestros deseos, la presencia de Otro que es mayor que nosotros mismos nos va llenando, de deseo en deseo, hacia una mayor transparencia de nosotros mismos.

Recorrer el camino de la oración es muy duro; por eso hay tan pocos que lo hacen. Es recorrer el camino de los propios deseos; y casi no nos atrevemos a desear, sólo a calmar necesidades; y para ellas los objetos bastan. Pero Dios es Alguien.

Tratar con Él es quemar las naves de la saciedad satisfecha. Es poner en pie el inmenso continente de nuestros deseos siempre avivados. Dios es siempre mayor.

J. M. Fernández- Martos

3 comentarios en «Amar y Orar»

  1. Amarlo sobre todas las cosas y orar que él escuchará nuestros ruegos y nos ayudará ¡Pero… cuando lo hagamos de corazón y estemos con él en todo momento y no solo cuando estemos en malas circunstancias y olvidarlo jamás. Dios te amamos y damos gracias por tener un hijo que entregó su vida por nosotros y por amor a nosotros.

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