El asombro


El asombro de un enamoramiento, la belleza de un paisaje, la verdad de un encuentro auténtico con alguien que te mira a los ojos y te escucha, el estupor ante la muerte de alguien que amas, la impresión estética de un concierto, la pregunta ante el misterio del dolor, la injusticia o la pobreza, la estrecha relación que existe entre lo esencial y la verdadera alegría que se experimenta en la peregrinación… Ahí se necesita la compañía de alguien que dé hondura a estas vivencias, sin censura, y, a través de ellas, despierte a las grandes preguntas sobre el sentido de la vida. Aquel que es capaz de hacerse esas preguntas y admirarse por ellas, se ha abierto a la búsqueda de Dios. Ha sido tocado por Él. La piedra del corazón empieza a moverse para dar cabida a Dios»

Carolina Blazquez Casado, El peligro de la espiritualidad sin Dios, en Vida Nueva nº 2845

TRADIC~1

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