Atención del corazón

Luego, alguien la oyó decir para sí misma, en voz baja:

¿Te das cuenta, Arlequinita, todo lo que se necesita hablar y dar vueltas para llamar la atención? Tú no necesitas nada para hacerlo con la atención del corazón.

José Jiménez Lozano, Se llamaba Carolina

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