Calma infinita. Orígenes de la humanidad. Historia de salvación.

Villafranca Montes de Oca-Olmos de Atapuerca
10ª Etapa

Padre, me pongo en tus manos, haz de mi lo que quieras.

En Olmos de Atapuerca; muy cerca, un cráneo de más de hace 300.000 años. Hay cifras que te dejan con un vértigo de tiempo en la boca del estómago y un asombro parecido al mirar las estrellas de Abrahán más la Vía Láctea, en una noche despejada y profunda.

Creó Dios al ser humano a imagen de suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Les bendijo y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos.

Desde entonces, historia de salvación. Que también llega a este pueblo pequeño, como llegó a Nazaret, a Belén a cada uno de nosotros. Veinte habitantes en invierno, nos dice el cura, que se encarga del albergue, en nombre del pueblo, y que nos recibe barnizando la puerta del hospital de peregrinos, no digáis albergue, por favor.

No hay tienda; la comida y la cena en la taberna, auténticamente de pueblo. Unas lentejas cocidas en puchero de barro. Deliciosas. Eso sí: hemos tenido que esperar a que viniera el panadero con el pan; sin pan no hay comida, y menos para unos peregrinos. El que coma de éste pan vivirá para siempre. Una taberna con sabor a muerte reciente, según nos cuentan, un cambio de dueños, un emigrar a la ciudad…muerte rural.

Escribo en la plaza. Una calma infinita. Pasan peregrinos (nos hemos juntado unos cuarenta en un pueblo tan pequeño, antiguo paso de peregrinos, hoy fuera de las guías y de los itinerarios establecidos). El horizonte, abierto, cruzado por la autovía que lleva a Burgos, por la vía del tren, a lo lejos. Atravesado por el Camino de Santiago. Veo la torre de la Iglesia, que hoy es espadaña. Otro ritmo, otra vida, Señor.

La salida de Villafranca Montes de Oca es un bosque continuado, tres horas de pasos cojos, hasta llegar a san Juan de Ortega. Pinos, robles, monte bajo.

Dice la guía que los grandes bosques de roble y la ausencia total de ruidos sumergen al caminante moderno en un mundo cercano al que debieron de vivir y sentir los primeros peregrinos.

Sí y no. Sí porque tú sigues caminando con el hombre desde Atapuerca, pasando por Abraham y por los que siguieron a Jesús en Palestina, y por este camino de Santiago, hasta nuestros días. Y a la vez que uno avanza en el camino interior, ahí estás tú, en el silencio. No porque por mucha ausencia de ruidos estamos con móviles, con tarjetas de crédito, y no hay ni la inseguridad del silencio de los que amas, a los que puedes llamar en cualquier momento, ni la soledad medieval, ni el miedo a los mil peligros que acechaban a los primeros peregrinos. Siempre hay sopa de ajo en el hospital de San Juan de Ortega. Sí porque sus ojos, como los nuestros, vieron el bellísimo capitel, milagro de luz.

Me siguen diciendo que ando cojo. Pongo cara de ser cojo de nacimiento. Ando. Tú en el camino.

Hago la marcha en silencio y soledad. Soledad y compañía.

Celebramos la eucaristía con Pedro, el cura, algunos peregrinos y gente del pueblo. Josune, con la que venimos coincidiendo desde Grañón, nos dice que ha sido un regalo tuyo entrar en la Iglesia (la natividad de la Virgen) y encontrarse con que estábamos celebrando la eucaristía. Leemos la plegaria eucarística de Jesús nuestro camino. Cada vez que leo la palabra camino la hago especialmente mía. Tú eres mi camino, Señor. Me enseñas el camino de la Vida. Prolongada acción de gracias.

Paseamos por las lindes del pueblo. En la conversación las vidas que llevamos en Madrid, en …los horarios de locos, el ritmo de taquicardia, el ir y venir y no tener presente sino un futuro que te atropella el presente…Estos días nos das una hora de sesenta minutos en presente, un camino desde que sale el sol hasta el ocaso, la luz, la mirada, el ritmo renqueante, cada uno el suyo. Adagios de una existencia consumada.

Sale el sol que te acaricia la espalda, cada mañana, mientras caminas; si está nublado simplemente descubre los perfiles de la oscuridad y los va atravesando de contornos reales. Caminas hacia el ocaso. Llega el ocaso y entras en la muerte del día, para resucitar cada mañana. Vida y muerte. Un paso. Una pascua.

Al regresar al hospital de peregrinos veo Venus. Cae la noche. Hasta de noche me instruyes internamente, Señor..

Un comentario en «Calma infinita. Orígenes de la humanidad. Historia de salvación.»

  1. Hola que tal que bien este comentario sobre Prehistoria me gusta saber de ella averiguar sobre nuestros origenes como dimos el paso de animales a hombres como eramos fisicamente.
    Y como siempre el texto muy bonito,muy lleno,muy expresivo e incluso totalmente sincero.Alimenta nuestro espiritu.Nos hace tanta falta el alimento para nuestro espiritu todo lo que nos ayude para ello.Es agradable y positivo ver el contacto que se tiene con los peregrinos y cn las otras personas que se va encontrando el peregrino todos intercanviamos cosas importantes.Todas las personas al relacionarnos aprendemos mucho mutuamente y nos damos fe,esperanza y caridad.
    Gracias por tu aportación.
    Un saludo.

Deja una respuesta