Tentaciones: martalismo

La enfermedad de «martalismo» (Marta), de la excesiva operosidad: es decir, de aquellos que están inmersos en el trabajo, dejando de lado, inevitablemente,»la mejor parte»: Sentarse a los pies de Jesús. Por eso, Jesús invitó a sus discípulos a «descansar» porque descuidar el necesario reposo conduce al estrés y la agitación. El tiempo del reposo para aquellos que han completado su misión, es necesario, es debido y debe tomarse en serio: pasar un «tiempo de calidad »con la familia y respetar las vacaciones como un tiempo para recargarse espiritual y físicamente; hay que aprender lo que enseña el Eclesiastés que ‘hay un tiempo para todo

Francisco

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Sínodo de la familia

«He visto y oído –con alegría y reconocimiento– discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de valentía, de parresia. (…) Esta es la Iglesia que no mira a la humanidad desde un castillo de cristal para juzgar o clasificar a las personas. (…) Esta es la Iglesia que no se avergüenza del hermano caído y no finge no verlo; al revés, se siente comprometida y casi obligada a levantarlo y a animarle a retomar el camino, y le acompaña hasta el encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celestial»

Francisco I

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El reto de la libertad: construir nuestra propia vida

“…no te ha dado, oh Adán, un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa específica, para que, de acuerdo con tu deseo y opción, observes y conserves el lugar, el aspecto y las prerrogativas que prefieras…Tu determinarás tu naturaleza sin verte constreñido por ninguna barrera, según tu arbitrio, a cuya potestad te he entregado. Te coloqué en el medio del mundo para que desde allí, pudieras elegir mejor todo lo que hay en él. No te he hecho ni celestial ni terreno, ni mortal ni inmortal, para que por ti mismo como libre y soberano artífice, te plasmes y te esculpas en la forma que elijas. Podrás degenerar en aquellas cosas inferiores, que son los irracionales; podrás de acuerdo con tu voluntad regenerarte en las cosas superiores, que son divinas”.

G. Pico della Mirandola
Paraiso-del-Eden

Quietud en Ti

Qué quieto está ahora el mundo. Y tú, Dios mío,
qué cerca estás. Podría hasta tocarte.
Y hasta reconocerte en cualquier parte
de la tierra. Podría decir: río,

y nombrar a tu sangre. En el vacío
de esta tarde, decir: Dios, y encontrarte
en esas nubes. ¡Oh, Señor, hablarte,
y responderme Tú en el verso mío!

Porque estás tan en todo, y yo lo siento,
que, más que nunca, en la quietud del día
se evidencian tus manos y tu acento.

Diría muerte, ahora, y no se oiría
mi voz. Eternidad, repetiría
la antigua y musical lengua del viento.

José García Nieto

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Despertarse para amar

Con libertad se ha de andar en este camino, puestos en las manos de Dios; si su Majestad nos quisiere subir a ser de los de su cámara y secreto, ir de buena gana.

Siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene: que amor saca amor. Procuremos ir mirando esto siempre y despertándonos para amar, porque, si una vez nos hace el Señor merced que se nos imprima en el corazón de este amor, sernos ha todo fácil, y obraremos muy en breve y muy sin trabajo.

Santa Teresa de Jesús

La oración influye sobre el cuerpo

La influencia de la oración sobre el cuerpo y sobre el espirítu es tan demostrable como la secreción glandular. Como médico he visto a los hombres salir de las enfermedades y de las depresiones a través del esfuerzo sereno de la oración, cuando toda medicina había fallado. La oración es el acto de madurez indispensable para el completo desarrollo de la personalidad, la última integración de las facultades más íntimas del hombre.

Alexis Carrel, premio Nobel de Medicina

…ni cansa ni se cansa

Me canso cuando sólo pienso en mí, cuando me encierro en mi pequeño mundo y doy cancha a mi mente embarullada por mil pensamientos caóticos que despiertan miedos ancestrales en mi corazón. Entonces, la llama del Amor puede parecer apagarse, las cosas se hacen sin gusto, sin sonrisa en el rostro, como un autómata. Pero… una ligera brisa puede avivar el fuego del Amor y, entonces, renacen las sonrisas, los abrazos, la energía interior, el gozo de vivir.

 Quien vive arraigado en el Amor no cansa: no habla sólo de sí mismo/a sino que sabe hacer espacio a las vidas de los demás, no dice como primera palabra «no» cuando de echar una mano se trata. Quien vive  arraigado en el Amor es un poco niño/a y aún se deja sorprender cada día por las mil sorpresas de la vida. El alma que anda en amor no cansa a nadie, descansa a todos porque sabe tener el gesto y la palabras oportunas, y sabe callar también. El alma que anda en amor no cansa sino que parece que, estando a su aldo, se descubren nuevos perfiles a los acontecimientos.

 El alma que anda en amor no se cansa. Se da, se entrega sin miedos porque se sabe toda entera amada, salvada, protegida, perteneciente a un Amor que no tiene fin. El alma que anda en amor se sabe parte del Todo, minúscula criatura infinita y locamente amada.

 Me autodiagnostico carencia de amor del bueno. Buscaré las pastillas adecuadas: «olvido de lo creado, memoria del Creador, atención a lo interior, estarse amanado al Amado» (también es de San Juan de la Cruz) y si a tanto no llego, pegarme a las personas que así aman y aprender de ellas…¡me rodean tantos seres así… No perfectos, pero sí almas que andan en amor.»

aurora maña

Elena Andrés

El alma que anda en amor…

Así dice San Juan de la Cruz, que el alma que anda en amor ni cansa ni se cansa. 

 Me diagnostico a mí misma decaimiento en el amor cuando al puro cansancio normal de una jornada llena de idas y venidas le sumo la queja. Cuando se actúa desde el amor, cuando cada paso dado hunde sus raíces en el Amor, parece que a la vida le nacen alas y nada cansa tanto como para proferir queja alguna.

 Cuando, en cambio, en el corazón dejo que crezcan las malas hierbas de la inseguridad, de la falta de generosidad, de la no-empatía, del juicio… Entonces ¡hay qué ver cómo fluye la queja! Siempre hay más de una razón para quejarse, ya lo dice el refrán: Nunca llueve a gusto de todos.

 Es cuestión de Amor. El alma que anda en amor… y ¿qué es esto de «andar en amor»? Dejando de lado el amor blandengue de las películas y culebrones, el amor al que nos invita el místico es Dios mismo, Aquel que es Fuente de toda Vida. En el origen y en el final de la existencia se sitúa el Amor: creados por amor hacia el Amor nos dirigimos. Es el Amor quien nos mantiene vivos eternamente, es el Amor el soporte de toda existencia.

 Se trata del Amor paciente, servicial, sin envidia, ni engreído. Se trata del Amor que espera siempre y aguanta siempre, del Amor que no pasa nunca. Es este Amor el que está a la base de todo y es, únicamente EXPERIENCIA. Por más que teoricemos sobre el Amor, esas teorías son puras entelequias. El Gran Amor se nos da, nos desborda, nos toma por sorpresa y haciéndolo, nos aquieta, nos sana internamente, nos da la mirada del amor, de nuevo San Juan de la Cruz: el mirar de Dios es amar. Quien es amado mira la vida con amor, quien ama vaciándose es llenado y remecido por el Amor

Elena Andrés

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