Vivir de las subvenciones

Estamos de acuerdo con que es mejor comprar una caña y enseñar a pescar  que dar el pescado a un necesitado.  Sabemos por experiencia que el poder corrompe a la mayoría. Sin embargo, algo nos pasa por la cabeza cuando extrapolamos el problema a la escala de la vida política. Le damos cada vez más poder a los gobiernos (incluso con los casos de corrupción escandalosos) y confiamos en que los políticos nos saquen de las crisis (como el bombero que apaga el fuego que encendió).

El mayor narcótico de la sociedad civil es el dinero público

Manuel Pizarro

Ética liberal

Una cierta parte de la vida humana debía quedar independiente de la esfera del control social (…) Tenemos que preservar un ámbito mínimo de libertad personal, si no hemos de «degradar o negar nuestra naturaleza» (…)  ¿Cuál debe ser, pues, este mínimo? El que un hombre no puede ceder sin ofender a la esencia de su naturaleza humana (…)

El deseo de que no se metan con uno y le dejen en paz ha sido el distintivo de una elevada civilización, tanto por parte de los individuos como por parte de las comunidades. El sentido de la intimidad misma, del ámbito de las relaciones personales como algo sagrado por derecho propio, se deriva de una concepción de la libertad que, a pesar de sus orígenes religiosos, en su estado desarrollado apenas es más antigua que el Renacimiento o la Reforma. Sin embargo, su decadencia marcaría la muerte de una civilización [la Occidental] y de toda una concepción moral.

Isaiah Berlín

Dos conceptos de libertad

Constancia

Nada en el mundo sustituye a la constancia. El talento no la sustituye, pues nada es tan corriente como los inteligentes frustrados. El genio tampoco, ya que resulta ser tópico el caso de los genios ignorados. Ni siquiera la educación sustituye a la constancia, pues el mundo está lleno de fracasados bien educados. Solamente la constancia y la decisión lo consiguen todo.

Baltasar Gracián

El perdón en la esfera política

Según Vladimir Jankélévitch, en su obra Le Pardon, el perdón tiene dos características.

  1. Es un acontecimiento, no puede basarse en el paso del tiempo, en el olvido.
  2. Es un don gratuito del ofendido al ofensor.

Se da, por tanto, entre dos personas, por lo que no existe orden jurídico, ni político para el perdón. De ahí que la democracia no puede permitir la aparición de actos de perdón en la esfera pública-política.

Que el Estado o cualquier ente político ( por ejemplo vía indultos, excarcelaciones, reducciones de condena a delitos particulares, en particular delitos de terrorismo) de cobertura a tales prerrogativas es una afrenta a las víctimas, quienes son las únicas que pueden ofrecer el perdón al agresor arrepentido.

Feliz y próspero 2011,