Inteligencia Espiritual II

Cuando el ser humano se libera, aunque sea provisionalmente de las necesidades y de los deseos y, se para frente a la realidad y frente a sí mismo, se maravilla de las cosas, se admira de cómo son, siente el pasmo de ser una partícula llena de vida, un ser pensante y emocional que goza de poder existir. Se admira de la realidad.

Frances Torralba

Inteligencia Espiritual

Sólo el ser humano que tiene la experiencia de vivir su vida, la de todos los días, con sentido, goza de una percepción subjetiva de bienestar interior. Es la vivencia de la felicidad. Sin embargo, cuando un ser humano experimenta que su vivir carece de sentido, que es una pura repetición de los mismo, una mecánica rutina de hechos y de rituales laborales, sociales y familiares, siente un estado de ánimo que es la infelicidad.

Frances Torralba

Parroquia Nuestra Señora de Belén, La Chanca (Almería)

Encantada

CUARESMA

Catorce días desde el comienzo de la cuaresma. Se puede parar, respirar estas dos semanas pasadas, recordar los deseos que me regaló una ciudad tranquila, encantada.

Comenzó con la imposición de la ceniza en la Parroquia de Nuestra Señora de la Luz, en Cuenca, donde estaba participando en unas reuniones de trabajo.
Fue providencial que Google me llevara desde la búsqueda, “horario misas Cuenca”, a estar a las ocho de la mañana entrando en una comunidad cristiana muy nutrida, de gente madrugadora en su deseo de convertirse y creer en el evangelio. Por cierto que el celebrante nos impuso la ceniza diciendo la fórmula en plural, convertíos, y me recordó la antigua fórmula del Credo, en España, cuando decíamos “Creemos en Dios, Padre…”

Comunidad cristiana al amparo de nuestra Señora de la Luz, ya al inicio de la cuaresma María dando la Luz, mostrándonos el final de este tiempo penitencial, es decir, guiándonos con su presencia discreta y cercana hacia la luz de la Pascua.

CUENCA

Al salir de la parroquia había tres o cuatro coches parados en un semáforo y el taxista se excusó de lo congestionado de la hora punta, del atasco… Indudablemente todo depende de lo que uno tenga por costumbre, pues esto en Madrid no dejaría de ser un tráfico fluído de ocho y media de la mañana…en agosto.

Cuenca da toda la impresión de ser una capital de provincia tranquila, humana, paseable, habitable. Quizá por eso nos reunimos allí y hasta allí llegan todos los directores de la empresa desde lugares tan lejanos como Sao Paulo y México DF, entre otros, lugares donde los atascos harían infartar al amable taxista conquense.
Cuenca heladora, las temperaturas nocturnas y a primera hora de la mañana eran de siete bajo cero, pero llena de encantos, como dice su lema: “Ciudad con encanto”.
Ciudad de vida descansada y humana, al menos para los que llegamos de fuera. Todo abarcable, y una naturaleza prodigiosa a cinco minutos paseando desde el centro.

VIDA RETIRADA

En ese paseo,  gratuito, pues me liberaron de un trabajo en grupos, llegué hasta la estatura de Fray Luis de León, y recordé su oda, que aprendí en el colegio, con doce años, y que todavía recito:


Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

Y he recodado a mi buen amigo y hermano que, tras cuarenta y siete años viviendo en Madrid, se ha ido a un pueblo de la sierra de Espadán, huyendo del mundanal ruido, siguiendo el incomprensible –para tantos- sino del

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo

Acababa de pasar un fin de semana con él y comprobé que

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto

 

INTERIORIDAD

Pero no habitamos todos en Cuenca, ni en Algimia de Almonacid, sino en ciudades populosas, industriosas… y llevamos una vida poco apartada. Por eso es recomendable, y más que nunca en tiempo de cuaresma, entrar en el aposento, cerrar la puerta, y orar en lo escondido al Padre, siguiendo el consejo de Jesús.


Entrar en el aposento de la propia interioridad, aunque estemos en lo externo.
Buscar la vida retirada al menos unos momentos al día, en soledad sonora, junto con Aquél que sabemos nos ama.
Buscar momentos para contemplar lo cotidiano como un don, y retirarnos del  bullicio del querer apresar todo, controlar todo, dominar todo.
Buscar ser orantes en medio de la ciudad
Abrir los ojos sin prisas, sin en frenesí del ir a todas partes corriendo, sin saber bien a dónde vamos.
Abrir nuestra conciencia a los momentos iluminados que se nos ofrecen, cada día, a raudales, y que tantas veces pasan desapercibidos. Pequeñeces que alegran la vida y que, al hacernos conscientes de ellas, nos hacen más capaces de bendecir, transforman nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, y agradecido.
Abrir los poros al que nos sale al encuentro en lo sencillo, entrañablemente, y se queda con nosotros por el camino hacia Emaús:


A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta…

Convertirme, buscar, abrir…verbos encantados que me metí, en forma de deseo, en la maleta, al dejar Cuenca en su paz y su belleza.

 

Que toda la vida es sueño

Y los sueños sueños son

Tras la rueda de prensa posterior a la Comisión Permanente de la Conferencia Espiscopal Española,  de esta semana, un sacerdote escribe (donde él pone «pensaba» pongamos nosotros «soñaba»)

«Pensaba yo que la obligación de los obispos, en estos momentos en los que el pueblo sufre, llora y calla, era la de ‘echarse al monte’ de la crisis y convocar a una gran movilización general. Provocar un tsunami de solidaridad.

Pensaba que iban a invitar a todos los católicos (los de misa y los ocasionales) a ser mucho más solidarios con los que están sufriendo la crisis en sus propias carnes.

Pensaba que iban a salir diciendo que los obispos que los tienen van a habilitar sus palaciones para todos los sin techo que en ellos quepan. Que los monasterios van a ofrecer alojamiento gratuito y, acaso, algún trabajo. Y lo mismo los conventos de monjas y de frailes. Y todas las parroquias del país. Y todas las innumerables obras de Iglesia.

Pensaba que iban a invitar a los cristianos de a pié a rebuscar en sus bolsillo y aguzar su creatividad: compartir el sueldo, ofrecer horas de trabajo, comprar en las tiendas pequeñas de los vecinos, conceder microcréditos, privarse de lo superfluo…

Y todo ello publicitado a los cuatro vientos, en una especie de toque a rebato mediático. Para que ningún católico (fiel, canónigo u obispo) pueda llamarse a andana.

Pensaba que iban a decir los obispos que si por algo se nos tiene que distinguir a los cristianos es por el amor. Como el buen samaritano. Y resultan que sólo han hablado de catecismo, de congresos y de sus propios y abultados presupuestos.»

Y he recordado el famoso I have a dream de Martin Luther King.

Y la frase del Cardenal Martini, «Hoy ya no tengo esos sueños»

¿Quién de nosotros da el primer paso para que estos sueños se hagan realidad?

Sevilla, 29 de febrero de 2012Foto de Hemeroflexia de Andrés Trapiello

Leer la Palabra

 

(Detalle de “Las hermanas Navarro» de Francisco Arias)

 

A los libros se llega como a las islas mágicas de los cuentos, no porque alguien nos lleve de la mano, sino simplemente porque nos salen al paso. Eso es leer, llegar inesperadamente a un lugar nuevo. Un lugar que, como una isla perdida, nos sabíamos que pudiera existir, y en el que tampoco podernos prever lo que nos aguarda. Gustavo Martín Garzo

Así nos sale al paso, cada día más sorprendente, la Palabra de Dios, su Libro. Nos coloca en un lugar nuevo, inesperado, asombroso, lleno de vida. Un lugar de horizontes infinitos, que nos abre a lo  insólito y alumbra nuestro ser.
En este tiempo de cuaresma, donde se nos invita a rezar más, la Palabra de Dios puede ser un apoyo delicioso para la oración personal. Tomar el libro, leer pausadamente, practicar la lectio divina… o simplemente dejar que la Palabra, rumiada, resuene en el corazón.

Como un recién nacido se deja mecer por la palabra de su padre, de su madre, sin tratar de explicarla, de comprenderla, dejándose acariciar por ella, alimentándose de su amor. O escuchándola como la Voz del Amado, y por lo tanto amándola, bebiéndola con sed de sediento enamorado, atento a los labios que la pronuncia, más dulces que mil panales de miel.

La Palabra misma nos indica cómo acercarnos a ella…
…como busca la cierva corrientes de agua así mi alma te busca a ti, Dios mío… Venid, sedientos todos, acarread la Palabra de balde.
Cómo considerarla…
…Tu Palabra es para mí la alegría de mi corazón…Tu Palabra fue pronunciada sobre mí…
Cómo esperar en ella…
…Tú solo tienes Palabra de Vida Eterna.


 
Creo que no llegamos a intuir lo que supone plantar la tienda de nuestra existencia en el terreno abonado por Palabra. Sin duda es entrar en un lugar que, como una isla perdida, no sabíamos que pudiese existir. Un lugar en el que no podemos prever lo que nos aguarda. Porque la Palabra de Dios siempre sorprende, siempre transforma, mientras duermes, sin que tú sepas cómo, de una manera inesperada y sin embargo cierta. 

La Palabra que al comenzar la cuaresma nos ha invitado a practicar más la oración, el ayuno y la limosna, en lo escondido, en lo profundo, en lo secreto del corazón.
La Palabra que resuena en el mensaje  de cuaresma del Papa Benedicto tan catequético, tan exhortativo.

La Palabra es el mismo Jesús, pronunciado por el Padre para nuestra Salvación.

Acerquémonos a la Palabra, gocemos con ella, demos gracias por poder escucharla en este tiempo de Cuaresma. Ella alentará el cambio de nuestro corazón.

Martes I semana de cuaresma

Lectura del libro de Isaías 55, 10-11

Así dice el Señor:
«Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mi vacía, sino que hará mí voluntad y cumplirá mi encargo.»

 

Sígueme

«Si queréis conocer el mundo de la magia y de los sueños, venid conmigo», nos dice Martin Scorsese por boca de Georges Méliès, en «La invención de Hugo», hermosísimo y fantaístico homenaje al cine, en sus inicios, recreado hoy.

La magia del cine. Su luz en la oscuridad: Venid conmigo, al mundo de la fantasía.

Sígueme, le dice Jesús en el evangelio de hoy a Mateo. E inmediatamente, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Y entró en el mundo del que quiera ganar su vida la perderá, y el que pierda su vida por Jesús y el evangelio la llevará a la plenitud.

La fuerza de la Palabra. Su luz en la vida, iluminando mi oscuridad.

Sígueme en tu realidad.

Las tres caídas

 

Ahora que se acaba de celebrar la feria de las vanidades del arte, siempre minúsculo, llamado  Arco, esta vez valga la mayúscula del absurdo, donde se exhiben tantas astracanadas caras, tantas mamarrachadas bajo el pomposo nombre de instalaciones, tantas vaciedades de vaciedades, tantos “sustos baratos”, en palabras de Ramón Gaya,  cultos fatuos al valor impuesto por el mercado, conviene, de vez en cuando, contemplar la naturaleza y dejarse de zarandajas pretenciosas.

Contemplar la naturaleza nos brinda el deseo de que nuestra alma se anegue dulcemente en este mar. Como el propio Leopardi, en su infinito poema que hace vibrar las cuerdas más sutiles de nuestro deseo de trascendencia en la realidad. Una pequeña colina, un horizonte sin límites, la belleza interior en la profundidad, desde el silencio, alcanza a despertar el sentimiento más real y sincero que puede manifestarse, al ser humano: el deseo de entablar relación con lo que trasciende, con Dios.

Vo comparando: e mi sovvien l’eterno,
(…)Cosí tra questa
Inmensità s’annega il pensier mio:
E il naufragar m’è dolce in questo mare

Voy comparando: y me acuerdo de lo eterno,
(…).Así en esta
Inmensidad mi pensamiento se hunde:
Y el naufragio me es dulce en este mar.

Contemplar la naturaleza, la más cercana, la que tenemos a mano, sin necesidad de soñar espacios lejanos en los Himalayas, o en playas de Caribe, publicitariamente llamadas paradisíacas, que también podemos encontrar en tantos mares que rodean la península Ibérica, o en  sus islas.

Contemplar la naturaleza y ser recreado por ella. Un atardecer en el Parque del Buen Retiro, de Madrid, nos puede brindar una sencilla y habitual puesta de sol, que por obra de la mirada enamorada se convierte en un momento espectacular, de intensidad inaudita. En sí y en la mirada del que mira dispuesto a dejarse asombrar por el propio asombro.

Contemplar la naturaleza, en ese instante, este día concreto, me hace ser consciente de una triple caída, como las de Jesús camino del Calvario.

Caída del sol, atardecer hermoso, la luz se adentra en la noche dejando en tanta belleza de luz iluminada, la promesa del amanecer, de la resurrección, llena de matices y de luces arreboladas.

Caída del ángel. Contemplar mi naturaleza caída, que quiere ser como Dios, creadora y potente, y que en ese acto de soberbia me hace caer en el lodo del pecado. Caigo en la cuenta al contemplar al Ángel caído, la única estatua al Demonio en un parque público, monumento que siempre me atrae con su fuerza.
Infiel a su naturaleza santa, celestial, el ángel cae y  se condena a no permanecer en la hermosura de la luz liberadora,  ofrecida. Ya no alcanzará la luz de Dios, alejándose cada vez más del ser amor gratuito. Caída en el pecado, tan frecuente y para tana gente tan desesperanzadora si no se abren a la Gracia de Dios.

Caída de nuestro ego ante tanta belleza y tanta realidad esclarecida. Caída liberadora, purificadora.

Con estas  tres caídas que me brinda la naturaleza, en este paseo vespertino, vuelvo a la comunidad lleno de Arte.Al entrar en la habitación cojo de la mesilla “El libro  de la misericordia”, de Leonard Cohen, y rezo

A los ojos de los hombres cae, y a sus propios ojos también. Cae desde su alto lugar, tropieza con su éxito. Cae hacia ti, cae para conocerte. Es triste, dicen. Mira su desgracia, dicen los que le pisan los talones. Pero el cae radicalmente hacia la luz que cae. Ellos no pueden ver al que le alza mientras cae, o cómo cambia su caída, ni a él mismo perplejo hasta que su corazón grita para bendecir a quien le sostiene en su caída. Y en su caída oye a su corazón gritar, su corazón le explica porqué está cayendo, por qué tenía que caer, y él se entrega a la caída.
Bendito seas tú, sostén de la caída. Cae hacia el cielo, cae hacia la luz, nadie puede hacerle daño mientras cae. Bendito seas tú, escudo de la caída. Envuelto en su caída, oculto en su caída, encuentra el lugar donde es recogido. Mientras el pelo ondea y sus ropas se desgarran al viento, es sostenido, consolado, entra en el lugar de su caída. Bendito seas tú, abrazo de la caída, fundamento de la luz, señor del accidente humano.

Habla Señor, tu siervo escucha

«Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás» (Mt. 410)

Que escuchemos a Dios, que seamos capaz de orar desde la contemplación, con actitud de admiración…y descubrir el silencio desde el que el Señor nos habla.

Dios nos llama, pero a veces nos pasa como a Samuel, no identificamos su llamada, creemos que no es Dios quien nos habla. Lo difícil es responder a su llamada, y decirle: Señor, aquí estoy, haz de mi lo que tú quieras.

Que no quiero dejar tu semilla junto al camino.

No quiero ahogar palabras en el pedregal:

no pretendo el fácil contento de quien oye, se alegra… y nada más;

no quiero ser el “hombre sin raíz”, el inconstante,

el que fluctúa en el sí y el no de la conveniencia.

Tampoco quiero dejarte caer entre mis zarzas:

porque sé de mi debilidad,

porque, en un momento, te vendería por un placer,

porque sé de mis oportunismos;

porque he “aprendido” a “servir” a dos señores.

Que tu Palabra entre en mi por la Puerta Grande:

la que se abre a los amigos,

la que siempre tiene en el umbral el calor del abrazo,

la que es esperanza de fiesta para la casa,

la que es augurio de salida fecunda.

HABLA, SEÑOR

Quiero saber de tus caminos.

Hazme experto en tus sendas.

¡Guíame, enséñame!

HABLA, SEÑOR

 

 

La libertad es obediencia a la verdad

En el fondo, (la Rerum Novarum) está señalando las consecuencias de un error de mayor alcance en el campo económico-social. Es el error que, como ya se ha dicho, consiste en una concepción de la libertad humana que la aparta de la obediencia de la verdad y, por tanto, también del deber de respetar los derechos de los demás hombres. El contenido de la libertad se transforma entonces en amor propio, con desprecio de Dios y del prójimo; amor que conduce al afianzamiento ilimitado del propio interés y que no se deja limitar por ninguna obligación de justicia

Centesimus annus

Busco algo más

Una pregunta bastante frecuente hoy día entre los que trabajamos en la Pastoral Juvenil y Vocacional es cómo animar a los jóvenes de hoy día y cómo transmitirles que Dios tiene preparado para cada uno un proyecto de vida, y que si descubren cuál es la vocación a la que Dios les llama, descubrirán que pueden ser auténticamente felices.

Hoy día, que tan discutida y parece que «pasada de moda» está la vocación religiosa, sigue habiendo personas que con su testimonio siguen diciendo que merece la pena seguir a Jesús desde una vida entregada al 100% a Él.

Hace unas semanas, ha nacido en internet, una iniciativa con carácter vocacional, Busco algo más, que agrupa a más de 30 congregaciones religiosas de toda España favoreciendo un espacio de discernimiento online.

El cantautor Nico Montero ha compuesto un tema ligado al proyecto «busco algo más», que puede ser muy provechoso a la hora de trabajar las cuestiones relacionadas con el sentido de la vida y con el discirnimiento vocacional. El mismo cantautor afirma:

Son muchos los jóvenes, y no tan jóvenes, que andan tratando de atisbar las señales que apunten a una vida plena, por eso, esta canción expresa una actitud vital de apertura, de inquietud, ahonda en la necesidad de encontrar sentido y dar razón vital a la existencia. Es una llamada a buscar algo más, a abrir los ojos, los oidos, los sentidos y el corazón a la llamada, a la propuesta de felicidad del Dios de la vida.

Aquí puedes escuchar y ver el vídeo elaborado para esta actividad, y ojalá ayude a muchas personas a descubrir cuál es su camino y lo que les hará verdaderamente felices.

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=prxuI1MW_R4&feature=player_embedded#]

Busco algo más
que de sentido a mis sentidos
que despierte el corazón
solitario, adormecido.
Y es que busco una razón
que sea razón a todos mis motivos.

Busco La Verdad
por encima de “verdades”
y es que busco esa Luz
que ilumine realidades
voy buscando un Corazón
de un amor inagotable.

Voy buscando algo más…

BUSCO ALGO MAS QUE DE SENTIDO
BUSCO ALGO MÁS QUE ME DESPIERTE
BUSCO ALGO MÁS QUE DE LATIDOS
A MI POBRE CORAZÓN

Busco algo más
que transforme mi egoísmo
y me descubra a los demás
como partes de mi mismo
voy buscando ser la sal
y ser la luz que alumbre los abismos.

Busco La Palabra
por encima de palabras
y es que busco una señal
una voz, una mirada
voy buscando en mi interior
el poder de su llamada.

Busca la voz de mi Dios…

BUSCO ALGO MAS QUE DE SENTIDO
BUSCO ALGO MÁS QUE ME DESPIERTE
BUSCO ALGO MÁS QUE DE LATIDOS
A MI POBRE CORAZÓN

Busco algo más,
Busco algo más que me llene.

Busco algo más
que de sentido a todo, a todo mi ser.

Acojamos juntos el misterio de la vida. Feliz Navidad

Para concluir con estas reflexiones sobre el misterio (1, 2 y 3) y la forma de trasnsmitirlo, dejo la felicitación que hemos mandado este año en la comunidad, donde María y José han de enfrentarse a lo que no entienden ni conocen, y contárselo al otro y a los demás, y la fe y el amor han de estar por encima de la racionalidad para acogerlo, que no entenderlo.

Pues eso, que a partir de hoy sepamos acoger a Dios y lo demos a conocer, como el misterio que es, sin tratar de entenderlo como un problema científico-racional.

Al menos el 50% de la verdad es un misterio. Big Fish

En esta última referencia a Big Fish, me gustaría insistir en la distinción entre realidad y verdad. ¿se puede narrar objetivamente un sentimiento?

La vida y la muerte de una persona resulta indiferente si eliminamos la parte del misterio, del sentimiento, del espíritu, de Dios… la parte del sujeto o subjetiva, que no se puede más que aproximar en palabras. Además cambia a lo largo de la propia vida:

¿Cómo han de explicar los primeros discípulos la experiencia de Jesús, su resurrección y cómo vino al mundo si sentían que era hijo de Dios? ¿A caso puede llegar a darse una explicación racional de algo así? Lo que está claro es que, con el nacimiento de Jesús, sintieron que sus vidas cambiaron para siempre, que su esperanza se empezaba a hacer realidad y que hasta hoy nos sigue llegando esta influencia. Pero sigue siendo un misterio y no dejará de serlo.

Lo que nos queda, como al protagonista de Big Fish es formar parte del misterio o huir de él. Solo cuando lo acoge llega a ser plenamente feliz.