Año de la fe II: la persona

La segunda palabra: el hombre. San Agustín, luego, tiene una célebre frase en la que dice: Dios es más íntimo a mí mismo de cuanto lo sea yo para mí mismo (cf. Confesiones III, 6, 11). A partir de ello formula la invitación: «No quieras salir fuera de ti; entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior reside la verdad» (La verdadera religión, 39, 72). Este es otro aspecto que nosotros corremos el riesgo de perder en el mundo ruidoso y disperso en el que vivimos: la capacidad de detenernos y mirar en profundidad en nosotros mismos y leer esa sed de infinito que llevamos dentro, que nos impulsa a ir más allá y remite a Alguien que la pueda colmar.
Benedicto XVI, catequesis sobre la fe
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Rembrant, Autorretrato

Año de la fe I: la creación

¿Qué respuestas está llamada entonces a dar la fe, con «delicadeza y respeto», al ateísmo, al escepticismo, a la indiferencia hacia la dimensión vertical, a fin de que el hombre de nuestro tiempo pueda seguir interrogándose sobre la existencia de Dios y recorriendo los caminos que conducen a Él?

La primera: el mundo. San Agustín, que en su vida buscó largamente la Verdad y fue aferrado por la Verdad, tiene una bellísima y célebre página en la que afirma: «Interroga a la belleza de la tierra, del mar, del aire amplio y difuso. Interroga a la belleza del cielo…, interroga todas estas realidades. Todos te responderán: ¡Míranos: somos bellos! Su belleza es como un himno de alabanza. Estas criaturas tan bellas, si bien son mutables, ¿quién la ha creado, sino la Belleza Inmutable?» (Sermón 241, 2: PL 38, 1134). Pienso que debemos recuperar y hacer recuperar al hombre de hoy la capacidad de contemplar la creación, su belleza, su estructura. El mundo no es un magma informe, sino que cuanto más lo conocemos, más descubrimos en él sus maravillosos mecanismos, más vemos un designio, vemos que hay una inteligencia creadora

Benedicto XVI, catequesis año de la fe

Bs Aires Chile 009

Los Andes, octubre 2012

Oración y mística II: en el mundo

La unión con Dios no aleja del mundo, pero nos da la fuerza para permanecer realmente en el mundo, para hacer lo que se debe hacer en el mundo. Así pues, también en nuestra vida de oración tal vez podemos tener momentos de particular intensidad, en los que sentimos más viva la presencia del Señor, pero es importante la constancia, la fidelidad de la relación con Dios, sobre todo en las situaciones de aridez, de dificultad, de sufrimiento, de aparente ausencia de Dios. Sólo si somos aferrados por el amor de Cristo, seremos capaces de afrontar cualquier adversidad, como san Pablo, convencidos de que todo lo podemos en Aquel que nos da la fuerza (cf. Flp 4, 13).
Benedicto XVI, catequesis sobre la oración

Ethiopia, 2008

Oración y mística I: San Pablo

Queridos amigos, en el siglo pasado Albert Schweitzer, teólogo protestante y premio Nobel de la paz, afirmaba que «Pablo es un místico y nada más que un místico», es decir, un hombre verdaderamente enamorado de Cristo y tan unido a él que podía decir: Cristo vive en mí. La mística de san Pablo no se funda sólo en los acontecimientos excepcionales que vivió, sino también en la relación diaria e intensa con el Señor, que siempre lo sostuvo con su gracia. La mística no lo alejó de la realidad; al contrario, le dio la fuerza para vivir cada día por Cristo y para construir la Iglesia hasta los confines del mundo de aquel tiempo.
Benedicto XVI, Catequesis sobre la oración

Conversión Pablo

162 Emily Dickinson: My River runs to thee

My River runs to thee—
Blue Sea! Wilt welcome me?
My River waits reply—
Oh sea— look graciously—
I’ll fetch thee Brooks
From spotted nooks—
Say—Sea— Take Me!

Hacia ti va mi río.
¡Oh mar azul! ¿Aceptarás mis aguas?
Mi río está esperando tu respuesta.
¡Oh mar, acógeme!
Voy a llevarte arroyos
que nacen en lugares apartados.
¡Oh mar, di que me aceptas!

(traducción por Carlos Pujol)

Oración y pastoral

…el primado de la oración y de la Palabra de Dios, que luego produce también la acción pastoral. Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, corremos el peligro de asfixiarnos en medio de los mil afanes de cada día: la oración es la respiración del alma y de la vida.

Hay otra valiosa observación que quiero subrayar: en la relación con Dios, en la escucha de su Palabra, en el diálogo con él, incluso cuando nos encontramos en el silencio de una iglesia o de nuestra habitación, estamos unidos en el Señor a tantos hermanos y hermanas en la fe, como un conjunto de instrumentos que, aun con su individualidad, elevan a Dios una única gran sinfonía de intercesión, de acción de gracias y de alabanza.

Benedicto XVI Catequesis sobre la oración
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Dolor del mundo. Silencio. Sanador herido

Si te duele el sufrimiento del mundo, si tu corazón gime por el dolor de la Tierra, has de saber que no estás solo. Te acompañan los Santos y Mundialmente Honrados que vierten lágrimas por todas y con todas los que llevan las heridas de nuestra existencia frágil y mortal. Haz silencio, abre tu corazón y escucha en silencio. En el silencio puedes oír una voz que te guiará y te hará capaz de caminar por la senda de un Sanador Herido. (Rubén L.F. Habito)

De película III: amor

http://youtu.be/HNj-CA2-Nd4

Obra maestra (…) Una tierna, desgarradora e impecablemente dirigida historia sobre el amor y la muerte.

Magnífica en su simplicidad y en su implacable honestidad acerca de la vejez, la enfermedad y la muerte

Haneke se muestra casi tierno (…) realiza una aproximación rigurosa a la vejez sin caer en el tremendismo y evitando el inútil ternurismo (…) Una película que, de alguna manera, humaniza a Haneke. Lo reconcilia con la vida.(Salvador Llopart: Diario La Vanguardia)

La historia de amor más auténtica del cine reciente (…) obra maestra absoluta» (Sergi Sánchez: Diario La Razón)

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Georges (Jean-Louis Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva) son un matrimonio que lo único que desean después de llegar a una jubilación merecida y una vida repleta de satisfacciones debido a sus profesiones, profesores de música ambos, es vivir el resto de sus días unidos en armonía con sus pasiones y su amor.
Pero la vida les dará un revés y lo que siempre había sido tranquilidad para ellos y buena salud se volverá en su contra poniendo a prueba su matrimonio y su aguante, y sobre todo el amor que se procesan, ese que hasta ahora había sido algo que allanaba y llenaba todo en su convivencia.
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Poner a prueba el amor de una pareja es algo que es cotidiano y por lo que día a día todo el mundo pasa. Pero si esto es contado de una manera casi poética, a la vez que incisiva y punzante, donde ese amor que se ha procesado hacia el contrario ha sido infinito y del que nunca se ha dudado y jamás ha faltado. En esta cinta los personajes de repente nos encajan en sus vidas respectivas, que eran una, cuando uno de ellos cambia, y no quiere que ese amor se trasforme en compasión, en ayuda, ya no le vale, o simplemente ya no quiere que se mantenga de esa manera, ya no quiere vivir, pero ¿si uno faltase querría vivir el otro?.»Susana Peral.

La película nos interroga sobre la vida y la muerte.
¿Qué respuesta damos?
Queda la cruz, y la resurrección

 

De película II: pura vida.

La solidaridad hecha vida.
Pura solidaridad de los montañeros que unen sus fuerzas para rescatar a Iñaki Ochoa, a 7.800 metros, en el Annapurna, que estaba enfermo de
muerte.
Don, un montañero que ya había abandonado la cumbre y estaba descansando en Katmandú, justifica así el haber respondido sin dudar a la llamada de volver a subir y participar en el rescate:

«¿Qué haríamos sin amor? Ya nos dió el ejemplo Jesús:
no hay amor más grande que el que dar la vida por los amigos.»

 

De película I: la cueva de lo sueños olvidados

Ante tantos problemas que parece se condensan en este año 2013, no hay nada como poner perspectiva.
Hace 32.000 años algunos hombres pintaron la cueva de Chauvet, en Francia.
La más grande manifestación de arte rupestre que se conoce. El arte de un artista desconocido, una cueva  que durante 32.000 años ha permanecido oculta.
Sin que nadie la conociera. Sin que el nombre del autor esté en WiKipedia

La película, un documental de W. Herzog, es imprenscindible. Y bella.

Pasar, dejar un rastro permanente de humanidad, sin identidad. He ahí la plenitud: cuando desaparece el yo.Y si no tengo yo, a quién afectan los problemas.

Tiempo ordinario. Transfiguración. Más allá, en lo real

Paseaba un día por una ciudad de provincia. De pronto el mundo me pareció transfigurado, de tal manera que me sentí llevado por una alegría desbordante. No puedo contarle lo que fue aquello, hubo como un cambio en el aspecto mismo de la ciudad, de la gente, del mundo. Me parecía que el cielo estaba más cerca. Casi lo palpaba. Tan sólo puedo hablar de intensidad, densidad, presencia y luz.
(Eugène Ionesco)

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