Recordar las maravillas.

http://youtu.be/uVfDg4t6wZs

Porque es eterna su misericordia

en nuestra oración deberíamos mirar con más frecuencia el modo como el Señor nos ha protegido, guiado, ayudado en los sucesos de nuestra vida, y alabarlo por cuanto ha hecho y hace por nosotros. Debemos estar más atentos a las cosas buenas que el Señor nos da. Siempre estamos atentos a los problemas, a las dificultades, y casi no queremos percibir que hay cosas hermosas que vienen del Señor. Esta atención, que se convierte en gratitud, es muy importante para nosotros y nos crea una memoria del bien que nos ayuda incluso en las horas oscuras. Dios realiza cosas grandes, y quien tiene experiencia de ello —atento a la bondad del Señor con la atención del corazón— rebosa de alegría.»

Benedicto XVI, 12.10.11,
comentario al salmo 126.
Catequesis sobre la oración

Te diré mi amor, Rey mío. Navidad 2012

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Te diré mi amor, Rey mío,
en la quietud de la tarde,
cuando se cierran los ojos
y los corazones se abren.

Te diré mi amor, Rey mío,
con una mirada suave,
te lo diré contemplando
tu cuerpo que en pajas yace.

Te diré mi amor, Rey mío,
adorándote en la carne,
te lo diré con mis besos,
quizás con gotas de sangre.

Te diré mi amor, Rey mío,
con los hombres y los ángeles,
con el aliento del cielo
que espiran los animales.

Te diré mi amor, Rey mío,
con el amor de tu Madre,
con los labios de tu Esposa
y con la fe de tus mártires.

Te diré mi amor, Rey mío,
¡oh Dios del amor más grande!
¡Bendito en la Trinidad,
que has venido a nuestro Valle! Amén.

 

Himno liturgia de las horas

 

Belleza V

Y aún ahora no hay nada más dulce que fijar la mirada de nuestro espíritu sobre El para contemplar y representarse su inexpresable y divina belleza; no hay nada más dulce que estar iluminados y embellecidos por esta participación y comunión con su luz, tener el corazón pacificado, el alma santificada, y estar llenos de esta alegría divina todos los días de la vida presente”

San Gregorio de Agrigento

y en esa dulzura mecerse, arrullado como un pichón.

Acción de gracias

La acción de gracias debe ocupar un sitio importante en nuestra oración, la palabra «gracias» debe estar al inicio de todas nuestras oraciones, porque la bondad de Dios precede todos nuestros actos, envuelve todos los instantes de nuestra vida.

Beato Carlos de Foucauld

Padre, me pongo en tus manos, sea lo que sea, te doy las gracias.

Cristo Resucitado de Bramantino

creo que es el retrato más hermoso jamás pintado. Incluso mi ateísmo vacila delante de él. No concibo que alguien pueda pasar ante esa figura sin detenerse. El rostro de Cristo es como una iglesia en la que el sufrimiento y la renuncia se hubieran desposado. Cada inteligencia, al mirarse en ese redentor, comprenderá cosas de las que nunca había oído hablar, pero que siempre había conocido: el miedo a la muerte, el castigo, la culpa, la fidelidad a una idea, la promesa de la belleza»

Prohaska, en Medusa, de Ricardo Menéndez Salmón

Ojos para ver en Tu figura tanta Belleza, tanta vida, tanto misterio escondido. Esos ojos…

Albergar el infinito.

Si en el alma hay un huésped,
no se sale de casa:
¡para qué viajar
si estamos albergando al infinito?

La urbanidad prohíbe
que se le ocurra irse al anfitrión,
cuando está de visita,
el gran Emperador

Emily Dickinson

¿Por qué buscar fuera al que tenemos dentro?

¿No me doy cuenta que en el silencio estoy albergando al infinito?

El baile. Ritmo de Dios. Mística.

Andar todos sabemos,
pero bailar con músicas que se oyen
en nuestro corazón
es un asunto más bien delicado.
Tú haces fácil lo que es inexplicable,
sigue sin entenderse,
y el baile que no cesa
explicará a lo vivo tu presencia.

Carlos Pujol, El corazón de Dios

Para tí es mi música, Señor, voy a seguir el camino perfeto.

¿Cuándo vendrás a mí?

Silencio ante Dios

pero ahora lo único que podía hacer era permanecer quieto y callado, consintiendo que la voz de su Dios llegara hasta él envuelta en el silencio»

Dolores Aleixandre

Quieto para que tú me muevas.

Callado para que tu voz resuene en mis entrañas.

En silencio para ser música y alabanza en tu Palabra.

 

(Desierto de Atacama, Chile)