Estamos solos para siempre, estamos/detrás del corazón, de la memoria, / del viento, de la luz, de las palabras,/ juntos los dos en mi memoria sola.
Leopoldo Panero
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Ceguera
somos ciegos que pueden ver, pero que no miran
José Saramago
Premio Cervantes
Hasta ahora mi vida ha sido la poesía
Joan Margarit
Tu corazón
Tu corazón, ese fruto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;/ déjalo esperar sin esperanza/ que el amor es un regalo que algún día llegará por si solo.
Darío Jaramillo
Importancia
Más importante que saber algo es pensar ese algo, y más importante aún mirar ese algo.
Goethe
No sé
…pero si algún día te vas, algo de mí se irá contigo
Keko Navarro
Desamparo
Lo más hermoso del mundo no es su belleza si no su desamparo
Ramón Gaya
Secuencia
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa
El gozo en el Señor es mi fortaleza
A Dios nadie me lo va a poder quitar. Él es mi riqueza. No sé si otros lo pueden valorar así, pero yo sí y me da igual lo que pueda decir la gente. Incluso la muerte, que me puede quitar el cuerpo, no me quita el alma… y en mi alma se queda Dios. Dios es la riqueza que tengo, mi fuerza viene de Él…
Rodrigo, camerunés, gay, por su condición sexual golpeado, desplazado y refugiado en España
Mi amor y mi esperanza
Esta Buena Noticia se ha encendido como una llama nueva en la noche, en la noche de un mundo que enfrentaba ya desafíos cruciales y que ahora se encuentra abrumado por la pandemia, que somete a nuestra gran familia humana a una dura prueba. En esta noche resuena la voz de la Iglesia: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!» (Secuencia pascual).
Es otro “contagio”, que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia. Es el contagio de la esperanza: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!». No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no “pasa por encima” del sufrimiento y la muerte, sino que los traspasa, abriendo un camino en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios.
El Resucitado no es otro que el Crucificado. Lleva en su cuerpo glorioso las llagas indelebles, heridas que se convierten en lumbreras de esperanza. A Él dirigimos nuestra mirada para que sane las heridas de la humanidad desolada.
Francisco, Bendición Urbi et orbe, Pascua 2020
Derecho a la esperanza
En esta noche de Pascua conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia, con una sonrisa pasajera. No. Es un don del Cielo, que no podíamos alcanzar por nosotros mismos: Todo irá bien, decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo. Pero, con el pasar de los días y el crecer de los temores, hasta la esperanza más intrépida puede evaporarse. La esperanza de Jesús es distinta, infunde en el corazón la certeza de que Dios conduce todo hacia el bien, porque incluso hace salir de la tumba la vida.
Vs
El científico versus el artista, el científico versus el poeta. El escritor o el poeta es un loco en Cristo que de vez en cuando se exhibe al mundo en sus momentos angustiosos o grotescos, (aunque si puede también en sus momentos de grandeza)….el mero hecho de despojarse del velo, de mostrar la condición humana al desnudo en el escenario de una novela o un poema.
Adam Zagajewsky, una leve exageración