Cultura del descarte

En este humanismo economicista que se nos impuso en el mundo, se ha abierto paso una cultura de la exclusión, una cultura del descarte. No hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado; no hay tiempo para detenerse con aquel pobre en la calle. A veces parece que, para algunos, las relaciones humanas están reguladas por dos dogmas: eficiencia y pragmatismo

Francisco

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