Los días de invierno llegaron, y, cuando cayó la primera nieve, los cinco ratoncitos se instalaron en su escondite entre las piedras.
Al principio había raciones para comer todos, y los ratoncitos contaban historias de zorros y gatos mentecatos. Era una familia feliz.
Pero poco a poco, habían roído la mayoría de las nueces y bayas, la paja se fue, y el maíz solo era un recuerdo. En el muro hacia frió y nadie sentía ganas de charlar.