Dimensión moral de la banca y las finanzas (IV)

El logro del equilibrado término medio, en que ha de consistir el uso liberal y magnificente de los recursos de las entidades financieras, conduce
a la virtud de la prudencia que no en balde es guía, medida y razón de todas las virtudes morales y debe ser, sin duda alguna, la
virtud específica del banquero. La prudencia económica se refiere al uso de las riquezas no como fin último, sino como instrumento.

Los dos vicios que por defecto se apartan de la prudencia son, uno, la imprudencia, con los componentes de la precipitación, la falta de consideración y la inconstancia; y, dos, la negligencia, que se opone a la solicitud y se manifiesta en la no elección de los medios pertinentes. El vicio opuesto por exceso a la prudencia económica es más peligroso que los anteriores porque presenta una cierta semejanza aparente con la prudencia; es la astucia, esta especie de sentido simulador e interesado que, con el engaño y el fraude, busca el fin por caminos torcidos.

Por ello, infringen sus deberes morales los bancos que, llevados de un desmesurado afán de crecimiento, pagan los depósitos más allá de lo que en cada momento tolera el mercado del crédito, u otorgan el crédito en condiciones inferiores a las posibles, ya que de esta forma ponen en peligro su solvencia y su supervivencia, que son la garantía de los depositantes

Rafael Termes

REFLEXON 2

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