Embelesado II

El embelesado late ante el Niño: «cuando tú me mirabas tu gracia en mi tus ojos imprimían, por eso me adamabas y en eso merecían los míos adorar cuanto en ti vían«.

Embelesado, pues yéndolo mirando, en el pesebre, con sola su figura de Niño desnudo, ofrecido, vestido lo dejó de su hermosura. Embelesado, paloma herida que admira el misterio.

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