Greggio: miel y panal en la boca.

«Con preferencia a las demás solemninades, (San Francisco de Asis) celebraba con infefable alegría la del nacimiento del niño Jesús, la llamaba fiesta de las fiestas, en la que Dios, hecho niño pequeñuelo, se crío a los pechos de madre humana.

Representaba en su mente imágenes del niño, que besaba con avidez; y la compasión hacia el niño, que había penetrado en su corazón, le hacía incluso balbucir palabras de ternura al modo de los niños. Y era este nombre de Jesús, para él, como miel y panal en la boca»

Tomás de Celano

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