- Al atardecer de la vida, ¡me examinarán del amor!
- ¿Para qué tenemos tiempo?
- A veces se nos olvida que todas las horas son para amar.
- ¿No hay tiempo? ¿No hay amor?
- Con un reloj como este quizá nuestro ritmo vital, fuese más al ritmo del amor.
- ¡Es imposible amar a determinados ritmos!
- Marta, Marta ¿En que te afanas?. María ha escogido la mejor parte.
- El amor crece al ritmo de un : tic-tac, tic-tac,…
- Todo lo que se hace, hay que hacerlo amando.
- Nada de nuestra vida se escapa de la posibilidad de ser amado y de amar.
- Siempre es tiempo de amar.
- Si algo nos puede distinguir es vivir al ritmo de este reloj donde siempre hay tiempo para el amor, la entrega, incluso con cruz, o a pesar de estar en la cruz.
- ¿Qué hora será madre, la hora de amar?
- Ser contemplativas en la acción,…ser acción en el amor,…
- ¡Ojalá nos encontremos con profetas que nos recuerden eso: es la hora de amar!
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Vía adcspínola
Hola, me parece genial eso de la hora de amar. Más aún en estos tiempos violentos. Un saludo desde Lima, Perú.
Es cierto… tantas veces somos Marta!
Suelo ser como Marta, la que se agita e inquieta por muchas cosas, y olvida que solo una es necesaria. Fácil y difícil a la vez.
Me gustaría quedarme con esta para estos días: «ser contemplativos en la acción»
Qué oportuna meditación, tiempos de odio y guerras. seamos profetas…hablemos de» tiempo para el amor,entrega ,incluso en la cruz…..bellisímo !!! Gracias Dios los bendiga.
Gracias por este rato de reflexión, María, Dani y quien más sea menester.