Quisiera que mi libro
fuese, como es el cielo por la noche,
todo verdad presente, sin historia.Que, como él, se diera en cada instante,
todo, con todas sus estrellas; sin
que niñez, juventud, vejez quitaran
ni pusieran encanto a su hermosura inmensa.¡Temblor, relumbre, música
presentes y totales!
¡Temblor, relumbre, música en la frente
—cielo del corazón— del libro puro.Tomado de Piedra y cielo, 1917-1918.