Los ojos del hermano eterno II

Desde la mañana hasta la noche, leía los libros de la sabiduría y se entrenaba en las artes del recogimiento, que son el silencio de la contemplación, el abandono lleno de amor en el espíritu, el hacer bien a los pobres y la oración con sacrificio. Y su espíritu se tornó más alegre, su manera de hablar se había suavizado aun cuando se dirigía al más humilde de los siervos, y sus allegados lo amaban más que nunca. Era un amparo para los pobres y un consuelo para los desdichados.

Stefan Zweig

loa ojos del hermano eterno

 

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