Comienzo a escribir en Nova Bella y me gustaría que los post estuvieran escritos con una mano vacante, como la mano del pintor Ramón Gaya. Desaparece el pintor, entra la Pintura. Desaperece el artista, se accede al Arte. Desaparece el yo, se vislumbra intuitivamente al Absoluto.
Mano vacante
La mano del pintor –su mano viva–
no puede ser ligera o minuciosa,
apresar, perseguir, ni puede ociosa,
dibujar sin razón, ni ser activa,
ni sabia, ni brutal, ni pensativa,
ni artesana, ni loca, ni ambiciosa,
ni puede ser sutil ni artificiosa;
la mano del pintor –la decisiva–
ha de ser una mano que se abstiene
–no muda, ni neutral, ni acobardada–,
una mano, vacante, de testigo,
intensa, temblorosa, que se aviene
a quedar extendida, entrecerrada:
una mano desnuda, de mendigo.
Ramón Gaya
Vaya pedazo de fichaje… que alegria que vayas a escribir por acá… seguiré los trazos de tu mano ;)
Me alegro el leerte por aquí. Un fuerte abrazo desde el sur.
Qué lindo esto!
«una mano, vacante, de testigo, (…)
una mano desnuda, de mendigo»
Es inspirador,escribir y vivir así.