NICODEMO I

«Nunca insistiré lo suficiente en la importancia de orar ante una imagen, y ello aunque se rece con los ojos cerrados. Gracias a las imágenes, el creyente no se olvida de que está en oración, es decir, en escucha y coloquio con el Señor». Pablo D’Ors en El Olvido de sí.

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Contemplas una versión original de “el corazón de Jesús” elaborada por las Hermanas de Belén y de la Asunción de la Virgen.

El buen arte religioso se hace en oración, es una forma de oración, y su destino es la oración, no el adorno.

Jesús en la cruz está ya muerto. Le han quitado un clavo. Nicodemo, encaramado en una escalera, ayuda a bajarlo. Con él estaba José de Arimatea, el dueño del sepulcro nuevo donde van a depositar el cuerpo del Señor. Nicodemo, cuenta el evangelio de Juan, había gastado un montón de dinero en mirra y áloe para perfumar el cuerpo sin vida de Jesús. Después lo envolvieron en una sábana y lo sepultaron. (Cf. Juan 19, 38-42).

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