Orilla

“No sirve la misma forma (de leer) para todos, cada uno inventa la suya, la suya propia, hay quien se pasa la vida entera leyendo, sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son solo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa”. “A no ser…”, “¿A no ser qué? “A no ser que esos tales ríos no tengan dos orillas sino muchas, que cada persona que lea sea, ella, su propia orilla, y que sea suya y solo suya la orilla a la que tendrá que llegar”.

Saramago, La caverna

Partida y llegada

presten atención a ese final, punto de partida y punto de llegada, donde se yuxtaponen la imagen del narrador oral de laplaza Xemaá l-fná y una reflexión de resonancias proustianas:»Uno siente que, a medida que recorremos el mundo y lo surcamos en todos los sentidos, más nos va envolviendo el fantasma de lo familiar que algún día esperamos recobrar»

Crítica de Ana Rodriguez Fisher a Mac y su contratiempo de Vila Matas

Primavera

Abrí el balcón y vi la maravilla:
estaba ahí la primavera.
¿Cómo pudo ser todo así, tan simple?
Algo raro ocurrió.
El balcón de una casa
cualquiera, en una calle
de una ciudad cualquiera.
Abrí y miré. Eso tan sólo hice.
Y sucedió el prodigio.
Qué cosa tan extraña.
Mi casa era un palacio.
Yo era el rey de la vida.
El balcón daba a marzo,
a un día de jilgueros.

Eloy Sánchez Rosillo