En lo pequeño

De la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho. Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. Se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede acceder a través de una decisión. Como pequeña comunidad, reclamará con mucha más fuerza la iniciativa de cada uno de sus miembros… la Iglesia encontrará de nuevo, y con toda la determinación, lo que es esencial para ella, lo que siempre ha sido su centro: la fe en el Dios trinitario, en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la ayuda del Espíritu que durará hasta el fin.”

Joseph Ratzinger, Fe y futuro

Dancing Beethoven

El gesto de la niña al contemplar a sus padres, bailarines, tras el cristal, es inequívoco.  La admiración La sensación de estar contemplando una maravilla inaccesible. El miedo. La sensación de sentirse a salvo al otro lado de la puerta.  El alivio, el deseo de mantenerse al margen de la batalla, bellísima y terrible, que tiene lugar en el interior de la sala. Y nosotros, ¿dónde estamos? ¿Contemplamos las maravillas del otro lado del cristal, temblando de miedo, sin atrevernos a entrar? ¿O dentro, con los otros, bailando? ¿Deseamos bailar o solo mirar a los que bailan? ¿Qué estamos haciendo con nuestra vida? ¿Qué estoy haciendo yo con mi vida?

Andrés Ibáñez

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Gloria

¿Dónde está Dios? Se ve, o no se ve.

Si te tienen que decir donde está Dios, Dios se marcha.
De nada vale que te diga que vive en tu garganta.
Que Dios está en las flores y en los granos, en los pájaros y en las llagas,
en lo feo, en lo triste, en el aire, en el agua;
Dios está en el mar y a veces en el templo,
Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa
en la madre que pare y en la garrapata,
en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca.
Dios está en la mina y en la plaza,
es verdad que está en todas partes, pero hay que verle,
sin preguntar que dónde está como si fuera mineral o planta.
Quédate en silencio,
mírate la cara.
el misterio de que veas y sientas,
¿no basta?
Gloria Fuertes