y es que ellos mismos saben que no saben
lo que desean, y, al mismo tiempo, buscan
como saciar ese deseo que los consume,
sin que puedan hallar remedio
para su enfermedad mortal:
hasta tal punto ignoran dónde se oculta
la secreta herida que los corroe.Lucrecio, Herida oculta, trad. Luis Alberto de Cuenca
Instante
Slow
Estética
Enfermedad de lo lleno
Haiku
…
Endechas del consuelo
Huele a lluvia el rastrojo al solillo
de la tarde, se siente cerca la pureza
del cielo. Estar apenas vivo, que no
duela, con eso basta, dejarse
hacer. La luz en las colinas, frotarse
los ojos por si acaso, llamar a las palabras
más frías, a las secas. Sobre todo
no decir, verbigracia, que la música
es la cosecha del silencio. Obviarlo.Fermín Herrero
La respuesta
Cuántas veces puede un hombre girar la cabeza,
y fingir que simplemente no lo ha visto.La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento.
La respuesta está flotando en el viento.Cuántas veces debe un hombre levantar la vista,
antes de poder ver el cielo.
Cuántas orejas debe tener un hombre,
antes de poder oír a la gente llorar.
Cuántas muertes serán necesarias,
antes de que él se de cuenta,
de que ha muerto demasiada gente.
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Un milagro
Juan Ramón es un poeta innato, uno de aquellos que nacen un día con la misma simplicidad con que brillan los rayos del sol, uno que pura y simplemente ha nacido y se ha dado a los demás, inconsciente de sus talentos naturales. No sabemos cuando nace un poeta de esa naturaleza. Sólo sabemos que un día lo encontramos, lo vemos, lo oímos, según un día una planta florecer. Llamamos a esto un milagro.
discurso que pronunció el gran poeta, dramaturgo y traductor Hjalmar Gullberg, en ocasión de concedérsele a Juan Ramón Jiménez el Premio Nobel de Literatura en 1956.