Luz del sol

Que sea de noche no impide que exista el sol…Y el Sol vino para darnos Luz, esa que esquivamos porque nos ciega, porque nos pone al descubierto lo que realmente somos…y cuánto distamos del querer de Dios…pero Luz que sana, luz alumbra… a mis inviernos, pero también a mis primaveras… y aunque vino a los hombres …y parece ser que los suyos no la recibieron… yo quiero ser una excepción y ser de los suyos y recibirla… porque no solo deseo sino anhelo calmar la sed , encontrarme con El que ya está,Jesús.

I.O.12.28

Acércate

Así es como te deseó Cristo, así es como te eligió. Abre la puerta, y entrará, pues no puede fallar en su promesa quien prometió que entraría. Échate en brazos de aquel a quien buscas; acércate a él, y serás iluminada; no lo dejes marchar, pídele que no se marche rápidamente, ruégale que no se vaya. Pues la Palabra de Dios pasa; no se la recibe con desgana, no se la retiene con indiferencia. Que tu alma viva pendiente de su palabra, sé constante en encontrar las huellas de la voz celestial, pues pasa velozmente.

San AmbrosioarisaBAJA2_1

Desierto IV

El que busca a Dios tiene que volverse totalmente hacia su interior. Solo en el santo silencio puede encontrarse a Dios. Tiene que orientarse constantemente hacia Dios, tenerlo siempre ante la mirada y olvidarse permanentemente de sí mismo. Casi siempre buscamos a Dios de forma intelectual. Queremos entenderlo y saber quién es y cómo es. Así no se puede encontrar a Dios. Dios está en nuestro corazón. Solo el silencio mantiene el alma alejada de los pensamientos y de las representaciones de la imaginación. En este sagrado silencio encontramos a Cristo en nosotros. La presencia de Dios solo puede destellar si el entendimiento está en silencio. Dios existe más allá de doctrinas. El silencio es el indicador del camino. Más allá no hace falta.

Franz Jalics, sj

12.24

Desierto II

Necesita ese silencio, ese recogimiento, ese olvido de todo lo creado en el que Dios establece su reinado y forma en ella el espíritu interior: la vida íntima con Dios, el diálogo del alma con Dios en la fe, la esperanza y la caridad. Más tarde el alma dará frutos en la medida exacta en que el hombre interior se haya formado en ella»

Beato Carlos de Foucauld