El amor busca reposo y permanencia. De aquí el consejo de no buscar con inquietud, no estar siempre a la caza de nuevos pensamientos y nuevas ideas, como si la contemplación fuera acumular materiales o un inventario completo de cosas, en vez de atender amorosamente a la dimensión profunda de cda uno de los aspectos que se le ofrecen al contemplativo.
Hans Urs von Balthasar
Piedad
Grano de mostaza
Si fuera vuestra fe como un grano de mostaza.Porque así como el grano de mostaza, aunque pequeño en tamaño, está dotado de una fuerza parecida a la del fuego y, plantado aunque sea en un lugar exiguo, produce grandes ramas hasta tal punto que pueden cobijarse en él las aves del cielo, así también la fe, cuando arraiga en el alma, en pocos momentos realiza grandes maravillas. El alma, en efecto, iluminada por esta fe, alcanza a concebir en su mente una imagen de Dios, y llega incluso hasta contemplar al mismo Dios en la medida en que ello es posible; le es dado recorrer los límites del universo y ver, antes del fin del mundo, el juicio futuro y la realización de los bienes prometidos.
San Cirilo
Compasión
Quizás entraremos en una época de la historia humana que será la del tiempo de la compasión, impotentes para encontrar soluciones a los problemas que se nos plantean”escribía René Voillaume, en 1994. Soportar con los demás, sufrir juntos cuando el futuro parece completamente oscuro y que no vemos, en el horizonte, ninguna luz»
Santa Teresa II
La persona religiosa
es la que sube a una cumbre en busca del sol; encuentra niebla, desciende y explica el magnífico espectáculo que ha visto.
William Somerset Maugham
Santa Faustina Kowalska
Envíame Señor, tu Espíritu de Amor
«Oh Espíritu de Dios, Espíritu de verdad y de luz,
vive en mi alma constantemente con Tu gracia divina.
Que Tu soplo disipe las tinieblas,
Y que las buenas obras se multipliquen en Tu luz.
Espíritu de Dios, Espíritu de amor y de misericordia,
Que infundes en mi corazón el bálsamo de confianza,
Tu gracia afirma mi alma en el bien,
Dándole la fuerza irresistible, la perseverancia.
Oh Espíritu de Dios, Espíritu de paz y de alegría,
Que confortas mi corazón sediento
Y viertes en él la fuente viva del amor de Dios,
Oh Espíritu de Dios, huésped amabilísimo de mi alma,
Por mi parte deseo ser fiel a Tí.
Tanto en los días de alegría como en los tormentos,
Deseo siempre vivir en Tu presencia, oh Espíritu de Dios.
Oh Espíritu de Dios que penetras mi ser en su totalidad,
Y me das a conocer Tu vida divina, trina,
Y me confías los secretos de Tu esencia divina,
Y unida a Ti de este modo, viviré por la eternidad».
Susurra al oído
Hoy Jesús nos susurra al oído con gran misericordia que no nos fiemos de aquello que vemos, que no participemos de la incredulidad general, que no nos dejemos arrastrar por el mundo, sino que nos anima a velar y orar en todo tiempo y a esperar su venida. No debemos solo creer sino velar; no sólo amar, sino velar; no sólo obedecer, sino velar; ¿por qué velaremos? Por el gran acontecimiento de la venida de Cristo.
Beato John Henry Newman
Santa Teresa I
Santa Teresa mística y poeta
creo que fue una persona nada sospechosa como Malraux– dijo aquello de que “el siglo XXI será místico o no será”. Yo no sería tan radical y diría que el siglo XXI debe atender a la espiritualidad, a un sistema trascendente de valores, o no será. Creo que son buenos tiempos para que figuras como la de santa Teresa vuelvan a tener un fecundo protagonismo. Hoy, en un mundo que tiende a ser anestesiado, a la atomización de valores, a la confusión, se vuelven los ojos hacia las diversas místicas, tanto las de Occidente como las de Oriente Medio y Extremo. Todas ellas se funden y confluyen en un mensaje único: en la idea del amor. Y todas las místicas van respaldadas en obras poéticas de excepción.
Antonio Colinas
Santa Teresa
Me sorprende, a estas alturas, su modernidad, su afán reformador; ese mantenerse con una voluntad enorme –enferma, pero a la vez llena de una energía muy suya– entre el mundo y el silencio y la soledad más sonoros; ese conjugar la celda y la interioridad más sublimes con el recorrer los caminos a pie o en carromato. Y su prosa, llena de sabor y de un aparente hermetismo que la hace aún más misteriosa –
Antonio Colinas
Aprender a orar III
nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas «escuelas de oración», donde el encuentro con Cristo no se exprese solamente en petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y viveza de afecto hasta el « arrebato del corazón. Una oración intensa, pues, que sin embargo no aparta del compromiso en la historia: abriendo el corazón al amor de Dios, lo abre también al amor de los hermanos, y nos hace capaces de construir la historia según el designio de Dios
Juan Pablo II