Promesa de luz y color

Este encuentro con el Dios de la vida es como el amanecer de cada día: una promesa de luz y color. Contemplar el ascenso lento, majestuoso, del sol en el horizonte, rasgando las lejanas nubes en un oriente de singular belleza, es una experiencia alejada del hombre de hoy; este hombre que tiene necesidad de ralentizar su vida, crecer en la experiencia de admirar, adquirir más sabiduría contemplativa.

José Alegre, Abad de Poblet

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Oración y música

Por favor no impidas la música, busca en tu interior esas notas musicales, belleza, que te permitan soñar y después escribe tú la melodía de tu vida, sa melodía que  solo Dios es capaz de poner en el corazón, cuando este corazón está receptivo con la fuerza de una palabra nacida del silencio: mi corazón está dispuesto, Señor, mi corazón está dispuesto»

José Alegre, Abad de Poblet

Inmaculada Oballe. Detalle de este cuadro que se exhibe en el Museo de Santa Cruz de Toledo y que está lleno de instrumentos y música

El Greco, Inmaculada Ovalle, detalle,  Museo Santa Cruz

Toda persona ama

Todo hombre ama; nadie hay que no ame; pero hay que preguntar qué es lo que ama. No se nos invita a no amar, sino a que elijamos lo que hemos de amar. ¿Pero, cómo vamos a elegir si no somos primero elegidos, y cómo vamos a amar si no nos aman primero? Oíd al apóstol Juan: Nosotros amamos a Dios, porque él nos amó primero. Trata de averiguar de dónde le viene al hombre poder amar a Dios y no encontrarás otra razón sino que es porque Dios le amó primero. Se entregó a sí mismo para que le amáramos, y con ello nos dio la posibilidad y el motivo de amarle. Escuchad al apóstol Pablo que nos habla con toda claridad, de la raíz de nuestro amor: El amor de Dios, dice, ha sido derramado en nuestros corazones. Y, ¿de quién proviene este amor? ¿De nosotros tal vez? Ciertamente no proviene de nosotros. Pues, ¿de quién? Del Espíritu Santo que se nos ha dado.

San Agustín

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Sanar y salvar

Últimamente sí que pienso, y cada vez más, que la poesía, y por extensión el arte, es algo que sana y salva. Podrá existir una literatura que nace del exceso, del malditismo, del desequilibrio, pero también hay otra literatura que busca la plenitud de ser, como en este caso es la mía. Bajo este punto de vista, la palabra sana.
P: Es, sin embargo, esa literatura del exceso la que está más presente…
Sí. Por eso precisamente tenemos que seguir en ello. Aunque sea dirigiéndonos a lo que Juan Ramón llamaba la “inmensa minoría”. El ser humano no puede vivir sin poesía, sin arte, porque si no regresaría al estado de barbarie.

Entrevista a Antoni Colinas, Vida nueva 2.897, 7-13 de junio 2014

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