Pastos de Dios

Procuremos, pues, hermanos, no sólo vivir rectamente, sino también obrar con rectitud delante de los hombres, y no sólo preocuparnos de tener la conciencia tranquila, sino también, en cuanto lo permita nuestra debilidad y la vigilancia de nuestra fragilidad humana, procuremos no hacer nada que pueda hacer sospechar mal a nuestro hermano más débil, no sea que, comiendo hierba limpia y bebiendo un agua pura, pisoteemos los pastos de Dios, y las ovejas más débiles tengan que comer una hierba pisoteada y beber un agua enturbiada.

San Agustín

Cervera-de-Pisuerga1

 

Un comentario en «Pastos de Dios»

  1. Hola que tal gracias por tu aportación. Muy profundo e importante.No debemos despirtarnos con las cosas de este mundo y siempre buscar las más elevadas las de Dios.
    Buen fin de semana.

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