Quédate a mi lado

Hace ya unos años llegó a mis manos el libro de «El regreso del hijo pródigo» de J. M. Nouwen. Desde entonces cada libro de él que he leído me ha cautivado. Durante los meses que estuve en Taizé, leí muchos de ellos, y especialmente me llenó uno titulado «Con el corazón en Ascuas«. Descubrí la importancia de la humildad, y de pedirle cada día a Dios: Quédate a mi lado.

(…)La Eucaristía es un regalo que no podemos fabricar nosotros mismos, sino que tenemos que recibirlo. Un regalo que se nos ofrece libremente y que pide ser libremente recibido. ¡Ahí es donde está la elección!
Podemos elegir dejar al desconocido que prosiga su viaje y siga siendo un extraño. Pero también podemos invitarlo a nuestra intimidad, dejarle que toque cada partícula de nuestro ser y transforme nuestros resentimientos en agradecimientos. . No tenemos por qué hacerlo, de hecho la mayoría no lo hace, pero siempre que lo hacemos, todas las capas, incluídas las más triviales, se hacen nuevas. Nuestras pequeñas vidas se hacen grandes y ello forma parte del misterioso trabajo de salvación de Dios
Una vez que tal cosa sucede, nada será ya accidental, casual o fútil. Incluso el más insignificante acontecimiento habla el lenguaje de la fe, de la esperanza y, sobre todo, del amor. Tal es la vida eucarística, la vida en la que cualquier cosa que hagamos es una manera de decir: » Gracias, a Aquel que se unió a nosotros en el camino».


Con el corazón en ascuas

J. M. Nouwen

Un comentario en «Quédate a mi lado»

  1. Precioso Maria, ¡Gracias!

    Ese quedate a mi lado me ha recordado una de las estrofas de la canción «dejame estar contigo», seguro que la conoces:
    «Déjame estar Contigo, y hacerte sonreir,
    que es tarde y hace frío, déjame estar aquí.
    Déjame estar Contigo, quiero olvidarme a mí
    y quedarme dormido, sentado junto a Tí.

    Que bonita oración, no dejar de pedirle «quedate a mi lado».

    Gracias,

    Mariola

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