Religiosidad y Respeto

Ortega y Gasset se confesaba no creyente, al menos en un Dios personal como lo concebimos los cristianos. Sin embargo podemos aprender de él toda una lección sobre religiosidad y respeto:

 

Nunca olvidaré que cierto día, en un pasillo del Ateneo, me confesó un ingenuo ateneísta que él había nacido sin prejuicio religioso. Y esto me lo decía, poco más o menos, con el tono y gesto que hubiera podido declararme: “Yo, ¿sabe usted?, he nacido sin el rudimento del tercer párpado”. Semejante manera de considerar la religión es profundamente chabacana. Yo no concibo que ningún hombre, el cual aspire a henchir su espíritu indefinidamente, pueda renunciar sin dolor al mundo de lo religioso; a mí al menos me produce enorme pesar sentirme excluido de la participación de ese mundo. Porque hay un sentido religioso, como hay un sentido estético y un sentido del olfato, del tacto, de la visión (…) Y hay ciegos y hay insensibles, y cada sentido que falta es un mundo menos que posee la fantasía, la facultad andariega y vagabunda. Pues si hay un mundo de superficies… y un mundo de bellezas, hay también un mundo, más allá, de realidades religiosas. ¿No compadecemos a nuestro hermano falto de sentido estético?…

 

Ortega y Gasset, J. OC, I, 451

 

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