Retiro tras la lluvia

…el olor de la tierra polvorienta mojada de pronto por gotas redondas; el sonido de oleaje del viento en las copas de los castaños; la pura alegría de los pulmones ensanchados por el ejercicio, absorbiendo un aire perfumado y húmedo. Y junto a todo eso un sentido íntimo de autosuficiencia también muy aprendido de Thoreau: una abundancia de sensaciones que se parece mucho a la riqueza, pero que no exige ninguna adquisición, ni precisa ningún aparato, ni promete ningún logro, nada más que el lujo austero de ir por ahí, caminando rápido bajo una llovizna que el viento dispersa, con la perspectiva tranquila de volver a casa y seguir leyendo, de hacer algo de cena y de compartirla con personas queridas.

Antonio Muñoz Molina, Los bosques de Thoreau

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