Saber y fe

Cuando el saber es posible unirlo a la experiencia personal de fe…

La conciencia afectiva del sujeto nace, se desarrolla y va tomando forma a partir de la relación con el otro… La persona que ama, se realiza no a través de un acaparamiento posesivo del otro, sino mediante el don de sí al otro… Cuando el otro es Dios, y un Dios personal, la relación alcanza caracteres de infinitud… Puesto que Dios se ha revelado y ha comunicado su propia vida al hombre, éste se encuentra doblemente pasivo ante Él: recibe la luz de la fe que se prolonga en esperanza y acoge un amor que solicita la reciprocidad. De esta forma, llega a ser posible una afectividad espiritual: el don del Espíritu, en el que todo alcanza su plenitud, engendra la alegría y la paz.

Teologia affecttiva, A. Bernard.

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