Silencio de las conexiones

Nuestro Fundador, el beato Chaminade, de manera pedagógica, establecía cinco silencios, aplicando esta actitud a otras tantas dimensiones de la personalidad: el silencio de las palabras, el silencio de los signos (gestos), el silencio de la mente (pensamientos), el silencio de las pasiones (movimientos afectivos), y el silencio de la imaginación. Se me ocurre pensar que, de haber vivido hoy, quizá el P. Chaminade hubiese añadido un sexto silencio: el silencio de las conexiones. Me refiero a esa dimensión de nuestra persona que las nuevas tecnologías han creado, que es la conexión permanente, en tiempo real, con un montón de personas. Creo que también esta dimensión hay que orientarla con esta actitud del silencio, no porque sea negativa, como tampoco lo son las palabras, los signos, la mente, las pasiones o la imaginación, sino porque, formando ya parte de nosotros, debe ser conocida, señoreada, e impregnada de la presencia de Dios

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