Sínodo de la familia

«He visto y oído –con alegría y reconocimiento– discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de valentía, de parresia. (…) Esta es la Iglesia que no mira a la humanidad desde un castillo de cristal para juzgar o clasificar a las personas. (…) Esta es la Iglesia que no se avergüenza del hermano caído y no finge no verlo; al revés, se siente comprometida y casi obligada a levantarlo y a animarle a retomar el camino, y le acompaña hasta el encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celestial»

Francisco I

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