De Madrid a Roncesvalles. Inicio la peregrinación. La tentación de tenerlo todo calculado.

Madrid-Roncesvalles
Etapa prólogo

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Sea lo que sea, te doy las gracias.

Escribo este primer episodio en Roncesvalles.
Esta mañana, al salir de casa, en Madrid, me he hecho la señal de la cruz. Acompáñame, Dios mío, en mi peregrinación. Peregrino hacia ti, con deseo de ti, porque te amo. Peregrino porque quiero hacerme consciente del camino de mi vida. Tú eres el camino. Tú eres mi camino.

Siempre quiero controlar y también quiero controlar el camino. Es mi tentación. Tengo ya calculadas las etapas; dentro de 29 días he tenido que terminar. Por eso, como siempre, me centro en mis posibilidades, en mis fuerzas, en mi…en vez de abrirme al camino, como me han aconsejado. Quizá aprenda estos días.

Dame, Señor, la gracia de centrarme en tí. Dame la gracia de caminar hacia la conversión. Te deseo y este deseo es el que me pone en camino. A pesar de mis pecados, desde ellos, tengo sed de ti, como tierra reseca.

Ayer recibí tu gracia y tu perdón sacramental. Dame tu amor y gracia para peregrinar. Que ellas me basten.

La noche pasada he dormido inquieto. A las 5.30 ya estaba despierto. No controlo lo que me va a pasar el próximo mes. Surgen fantasmas, neurosis, soy a veces tan neurótico, me imagino todo tipo de tragedias o calamidades; procuro desterrarlas de la imaginación. Han sido sueños, que me vuelven en el autobús, hacia Pamplona.

Voy recitando Señor Jesucristo, ten misericordia de mi.

Quiero hacer de esta oración del corazón mi compañera de camino, como el peregrino ruso. Quiero que me descienda a lo mas profundo de las entrañas, donde tu me tejes.

Acabo de pedir la credencial del peregrino.

Subimos Beltrán y yo hasta el alto de Ibañeta, dando un paseo vespertino. Hace un sol espléndido. La panorámica que se divisa es muy hermosa. Una carretera de serpentina baja a Saint Jean Pied de Port. Teníamos que haber salido desde allí, pero…

Te alaba la creación.

«El que me ofrece acción de gracias ese me honra. Te han explicado, hombre, el bien que Dios quiere de ií: simplemente que respetes el derecho, que ames la misericordia y andes humilde con tu Dios.»

Que andes humilde con tu Dios. Que andes como peregrino.

Participo en la eucaristía en la Colegiata. Antes he rezado el rosario. La Virgen de Roncesvalles me acerca a ti.

Me impresiona un señor mexicano, con más de 65 años, que no sabe ni lo que es la fecha amarilla. No se si es un insensato, o que confía demasiado en ti. ¿Demasiado?

A las diez se apaga la luz.
Unos pies cercanos apestan.
¿Qué me espera? ¿Llegaré a Santiago?
En tu paz; aunque no me duerma.

Camino de Santiago. Diario de un peregrino. Por amor a Tu nombre.

Por amor a Tu nombre”

Comparto con vosotros un diario.Es el diario de una persona que comparte su ser peregrino.
Lo iré publicando, en diferentes entradas, a lo largo de las próximas semanas.

Es un diario de peregrinación, un itinerario existencial, un yo que se narra, que dialoga con un Tú, que es Dios.

Dios siempre presente, que se presiente y se intuye, aunque no se vea, a lo largo de un camino.

El Tú de Dios que, sin sombra en la calzada, con una sombra que recoge en la palma de su mano, empuja suavemente, acompañando el caminar.

Desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela, el Camino francés atraviesa el norte de España, metáfora de la vida, desde la salida del sol hasta su ocaso.

Mucho caminantes escriben su diario, donde comparten con el cielo, consigo mismos y a veces con los demás, qué es lo que busca, qué le mueve a ponerse en camino, qué le saca de su tierra y de su casa y le convierte en un icono de lo que cualquier ser humano es: un caminante.

Cada peregrino, con su ser, sus palabra y sus gestos,  nos narra y da testimonio de los caminos por los que discurre su peregrinar, lo que aprende por esos senderos que suben, que bajan, que son tortuosos y a veces rectos; nos cuenta lo que ve, lo que escucha lo que celebra, lo que comparte, lo que calla, lo que visita o por quien es visitado; nos habla de sus cansancios, de sus fatigas, de sus descansos, de sus reposos. De sus tristezas y alegrías. En definitiva, nos abre a su itinerario vital.