Nuevos doctores de la Iglesia. Nueva evangelización.

Desde hoy tenemos dos nuevos doctores de la Iglesia. Los dos evangelizdores. Que nos muestran cómo tenemos que segir evangelizando en medio de nuestra sociedad.

Santa Hildergarda von Bingen

Hildegard von Bingen, la monja alemana cuya doctrina iluminó la Edad Media. Consejera de pontífices y emperadores, ha sido una de las grandes mujeres “olvidadas” en la historia: mística, poeta, compositoria de bellísimas polifonías musicales, autora de libros de medicina natural, escritora, visionaria, abadesa, mujer polifacética.

Fue una de las personalidades más fascinantes y multifacéticas, en la Edad Media, del  Occidente europeo. En esta figura, se muestra un paradigma de la labor del intelectual. La rebeldía, la voz profética, la valentía ante los poderes del mundo, la nitidez en el pensamiento.

Fajada en mil batallas, supo estar a la altura de las circunstancias y sacar con las herramientas de la época la crítica oportuna, la luz necesaria y el compromiso adecuado para dejar oír su voz en medio de un mundo en crisis, un mundo que se iba transformando.

(Juan Rubio)

San Juan de Ávila

Y cuando delante de Dios se hallaren, trabajen más por escucharle que por hablarle, y más por amarle que por entenderle» Juan de Avila

Como verdadero humanista y buen conocedor de la realidad, la suya es  una teología cercana a la vida, que responde a las cuestiones planteadas en el momento y lo hace de modo didáctico y comprensible.

Es también promotor de interesantes iniciativas que le hacen, de algún modo, pionero del derecho internacional, proponiendo la creación de un tribunal de arbitraje para evitar conflictos armados.

Propuestas de tan elevado alcance, junto con la mirada contemplativa al acontecer cotidiano y a la naturaleza que también nos habla del Creador: «Decí, ¿no habéis visto amanecer alguna mañana? Es cosa mucho de ver. Parece milagro de Dios ver cómo va saliendo el alba, ver cómo cantan todas las avecillas, unas bien, otras mal; es milagro verla; no parece sino que todas llaman a Dios en su manera, todas bendicen a Dios» (Sermón 62).

 «Mira todos —escribe también— los beneficios que Dios te tiene hechos, porque todos ellos son prendas y testimonios de amor. Todo cuanto hay en el cielo y en la tierra, y todos cuantos huesos y sentidos hay en tu cuerpo» (Trat. Amor de Dios, i, 952). «Mírese un hombre mesmo a sí, mire el cielo y mire la tierra, y vea que todo es leña de beneficios para encender en el hombre el fuego del divino amor» (Sermón 70).

Atento a captar lo que el Espíritu inspiraba a la Iglesia, en una época tan compleja y convulsa de cambios culturales, de variadas corrientes humanísticas, de búsqueda de nuevas vías de espiritualidad, clarificó criterios y conceptos

La predicación del Maestro Ávila, centrada siempre en el amor de Dios, suponía para todos una acuciante invitación a la santidad. Porque todos, clérigos, religiosos y seglares, estamos llamados a ella. Estaba plenamente convencido de que la vocación cristiana, en cualquier estado de vida, es vocación a la santidad.

Juan de Ávila murió pobre, como había vivido siempre. «Los que no se conocen por pobres, despídanse de las nuevas que trae Jesucristo pobre» (Sermón 3).

(SER Antonio María Rouco)

 Fué un gran comunicador. «Como predicador del Evangelio, gozó de fama de buen comunicador en su tiempo. Llenaba las iglesias y las plazas, motivaba al auditorio a la conversión a Jesucristo y a una vida cristiana más auténtica. Su estilo era natural, elegante, cálido al modo paulino y, además, repleto de figuras atractivas de las que se valía para comunicar los grandes principios de la fe a sabios y gentes sencillas.

M. Juan del Río

Evangelización y santidad

¿Qué mejor que preparar el Sínodo con esta semana tan llena de santos evangelizadores, que nos muestran que la santidad sigue dando frutos?

Aumentar nuestro deseo santidad, como

Santa Teresita del Niño Jesús ( 1 de octubre),  evangelizar desde el amor, en lo pequeño, como los niños, en el Carmelo.

San Francisco de Borja, ( 3 de octubre), evangelizar unido estrechamente a Jesús, teniendo sus mistos sentimientos, dejándome afectar por él, siendo apóstol.

San Francisco de Asís ( 4 de octubre), evangelizar en la pobreza y el desprendimiento, como hermano universal, ofreciedo la paz y el bien a todas las criaturas, mendicante.

Santa Faustina Kowalska ( 5 de cotubre) manifestando la divina miseridordia en medio de nuestro mundo.

San Bruno, desde la soledad y el silencio del eremo, mostrar que solo Dios es absoluto, vida contemplativa.

Aprender de San Juan de Ávila y Santa Hildergarda Von Bingen, auténticos evangelizdores, innovadores, que serán declarados el día 7 Doctores de la Iglesia, por el papa Benedicto XVI, al inaugurar el Sínodo.