Nace el niño al que quisieron matar. ¿Y ahora qué?

A raíz de la noticia del aborto fallido, en el que lo importante parece ser la “negligencia” “médica” no he podido evitar el hacer una reflexión. Noticia en ABC, Noticia en El País, Noticia en El Mundo

Advierto que en el siguiente texto voy a ser especialmente cínico y desagradable, pero creo que es importante a la hora de plantear el aborto como lo que és y no como lo que nos gustaría que fuera. Desde ya, mis disculpas.

Así podría ser la hipotética carta de una madre que intentó abortar, a su hijo que al final se salvó:

Hijo mío, te preguntarás por qué desde pequeño te he protegido tanto, cada vez que tropezabas me abalanzaba para asegurarme que no te hicieras daño, vigilaba en cualquier semáforo para que no te atropellaran y nunca te he dejado practicar deportes de riesgo. Quizá he sido una madre súper protectora. Pero es que tu vida para mi vale muchísimo, y no creas que exagero, vale exactamente 420.000€ por eso no podía permitir que te pasara nada.

Hoy en tu 25 cumpleaños ya te lo puedo contar. Sabes que nunca te he regalado nada, porque nunca he tenido nada para darte y en cambio tú en tu cumpleaños siempre me regalabas algo, tu generosidad siempre me sorprendía, porque no sé de quién la has sacado, quizá si supiéramos quién es tu Padre… Por eso, este año me gustaría pedirte algo muy especial, lo que más ilusión me haría, con lo que he estado soñando los últimos 25 años. Me gustaría que te suicidaras para que me libraras de la carga que supones para mí y así poder heredar los 420.000€ con los que me indemnizó el inútil del sicario al que contraté para que te matara antes de que nacieras. Te mataría yo misma, pero por desgracia eso todavía es delito en nuestro país. Esperemos que algún día la justicia vele por las necesidades de la gente y no haga estas cosas tan difíciles.

Espero que no te ofenda mi carta y que no te hayas hecho ilusiones por vivir, al fin y al cabo yo no te quiero ni te quise nunca, fuiste un error, una aventura de una noche, y luego te salvaste por casualidad, o más bien por culpa de la negligencia de un incompetente que no supo hacer su trabajo. Así que tu vida, aunque los jueces la hayan tasado, en el fondo, no vale nada, ni para mi ni para esta sociedad, lo mejor que puedes hacer es devolverme el tiempo que me has quitado desde que naciste. El dinero no será suficiente claro, pero por lo menos me servirá de consuelo por todos mis desvelos para mantenerte con vida hasta hoy.

PD. Para el suicidio, puedes hacerlo como quieras, pero por si no se te ocurre nada, yo siempre soñé con una enorme aspiradora que te succionaba y luego te trituraba, pero hazlo como quieras, eso sí, esta vez que no falle.

fdo.
Tu madre que te quiere… ver muerto.

Está bastante claro, y con este caso, más, que una vez unido el espermatozoide y el óvulo, la única forma de detener la vida es la muerte natural involuntaria, o el asesinato premeditado. Da igual cuántas semanas tenga. Quizá esta carta nos sirva para pensar si queremos a esa vida que hemos engendrado voluntariamente o si le podríamos decir a la cara estas cosas 25 años después de haber nacido. No vale con decir «ojos que no ven, corazón que no siente» y tolerar así el asesinato de algo que no ves.

Ahora mismo hay un ser humano en el mundo que algún día podrá plantearse lo siguiente:

Me intentaron matar en el momento más indefenso de mi vida, cuando más protección necesitaba y además era legal ¿en qué consiste la justicia y los derechos humanos?

No quiero acabar de esta forma tan desagradable. No pretendo demonizar a la madre que ha pasado por esto y que tendrá que pasar por mucho más. Todos somos débiles y nos equivocamos continuamente, aunque este tipo de errores sean de los más graves y no se puedan pasar por alto. En todo caso, está a tiempo de querer a su hijo y demostrarle que su amor está por encima de todos los problemas que puedan tener: económicos o de cualquier tipo. Ojalá el caso de este niño sirva para salvar otras vidas, o para recuperar el sentido común en la sociedad.

Finalmente dejo otra carta, esta vez en forma de canción “Palabras para Paula” de “La oreja de Van Gogh” de una madre a su hija, de cuando los seres humanos eran todavía humanos. No dejemos que esto de amar pase a la historia movidos por nuestro egoísmo atroz.

“si mueres moriré también”

“un amanecer sin nada que perder es muy difícil de entender”

Película The Road. La carretera

La carretera (en inglés The Road) es una novela escrita en 2006 por el escritor estadounidense Cormac McCarthy, creador de otras novelas como No es país para viejos y Ciudades en la llanura. La carretera fue galardonada con el Premio Pulitzer 2007 en la categoría de ficción, con el James Tait Black Memorial Prize en 2006 y fue finalista para el National Book Critics Circle Award en 2006.
Tomado de la Wikipedia


Puedes consultar una sinopsis de la película pinchando aquí

Salí del cine pensando… «que pena de película, podían haberle sacado más partido, todo lo que parecía que estaba preparando el director, se ha acabado quedando en nada». Pero pasadas unas cuantas horas, incluso al día siguiente, fui descubriendo algo más de lo que la película me sugería.
Dejo algunas ideas sin analizarlas más, entre otras cosas para no destripar del todo la película:


Confianza o desconfianza:

  • Confiar en Dios (en el prójimo) o confiar en las propias fuerzas (sólo en mí)
  • El padre confía sólo en lo que tiene, sus propias fuerzas, y protege al niño de tal forma que, inconscientemente, le aleja de la salvación.
  • Un mundo en que se confía más en la muerte que en la vida. La pistola es la que aparece siempre como último recurso: antes el suicidio que ponerse en manos del prójimo; Y matar antes de que te maten.


Mensaje de esperanza:

  • La muerte queda retratada de muchas formas, una de ellas es camino de esperanza, al cesar la propia resistencia y dejarse en manos del otro, abriendo la puerta hacia una nueva vida.
  • «Dios» les sigue y observa en todo momento. El padre lo percibe como una amenaza y no se deja alcanzar por «ellos».
  • En determinados momentos se ve explícita o implícitamente una oración, seguida de algún gesto de la providencia.


Trascendencia, humanidad:

  • Llevar «la llama»: La esperanza, el espíritu, el deseo, la fuerza, el amor… algo más a parte de la sola vida. El padre vive por amor a su hijo. El niño ha recibido una educación de lo espiritual y lo emplea para reconocer a las personas, para reconocerlas como buenas.
  • Toda la película es una parábola, donde la idea de fondo de «el buen samaritano» está muy presente. Trayendo a escena el dilema humano de renunciar al prójimo por un buen motivo: No puedo ayudar a esa persona, porque podría poner en peligro a mi hijo. Con Jesús, Dios confía en el mundo aunque el mundo mate a su hijo.
  • Para el padre, supone un camino de conversión, cuaresma, desierto, confrontación. El diálogo con su hijo es como un diálogo con Dios, con la conciencia; Enfrentando el ‘yo’ del padre (personaje del padre), con el ‘yo’ del hijo (voluntad de Dios). Se trata de un Dios que quiere humanidad no supervivencia.
  • La película refleja sobre todo la pérdida de la humanidad. En un momento dado dicen algo como esto: «quien quiera que mirara, no encontraría humanidad aquí», y queda explicitamente reflejado a lo largo de la película. Sin embargo en el niño ven a Dios, o a un ángel.
  • El niño no ha aprendido el odio ni la desconfianza, aun tiene la humanidad intacta, por eso se parece a Dios. Si no os hacéis como niños…