Apotegmas. El pecado y la gran obra del ser humano

El patriarca Antonio le dijo al patriarca Poimén: “Esta es la gran obra del ser humano: presentar ante el rostro de Dios su pecado y esperar la tentación hasta el último aliento”

Apo 4 [Alf, Antonio 4]

Un hermano preguntó al hermano Agatón acerca de la fornicación. Este le dijo: “Ve, arroja tu incapacidad ante Dios y encontrarás descanso”

Apo 103 [Alf, Agatón 21]
“El camino a través del desierto. 40 dichos de los padres del desierto” Anselm Grün

Ayer el joven rico preguntaba qué había de hacer de bueno para obtener la vida eterna ansioso por decirle a Jesús todos los preceptos que cumplía, y eso me conecta muy bien con estos dos apotegmas que nos recuerdan que lo bueno lo hace Dios, y que lo mejor que podemos hacer nosotros es reconocer humildemente nuestra debilidad y prepararnos para resistir ante la siguiente tentación sin creernos capaces por nuestras solas fuerzas mediante el cumplimiento de la ley, de llegar a Dios. El mero cumplimiento orgulloso nos puede hacer olvidar nuestra debilidad y convertirnos en blanco fácil para la tentación de prescindir de Dios.

Nueva Evangelización II

Nueva evangelización, porque nuevos deben ser los «caminos» y las «acciones de anuncio de anuncio y de transmisión de la fe», nuevo «el modelo de ser Iglesia». ¿Cuáles son las señales de ruta que van marcando estos nuevos caminos?

El camino de la pobreza y la humildad frente al del dominio y el poder. Evangelizar no es hacer proselitismo ni conquistar «zonas de influencia». La Buena Nueva no se impone ni es instrumento de poder. Es un don ofrecido, un don de esperanza para la pobreza del hombre . Sólo los pobres son capaces de captarlo y recibirlo. La puerta por la que entró en el mundo fue un pesebre. El Evangelizador, siendo quien era, se despojó de su rango pasando por «uno de tantos», asumiendo incluso la condición de siervo y muriendo como mueren los últimos (cf. Flp 2,5-8).

La fragilidad, la debilidad, la insignificancia, no son obstáculos para la evangelización sino su condición misma. Aunque muchos no lo crean, la dificultad de la evangelización de nuestro mundo no radica en la falta de influencia de la Iglesia ni en el volumen de su presencia en las estadísticas de la población (recordemos que sólo una sexta parte de la humanidad ha escuchado el evangelio). Tampoco está obstaculizando la Iglesia su misión cuando reconoce su debilidad, incluso su pecado, sino todo lo contrario. Es fruto de la evangelización de la misma Iglesia.

(Del informe del Supeior General, P.Manuel José Cortés)

 

Sta Teresa. Sus frases en imágenes

Hace un par de años, estudiando en el noviciado la figura de Santa Teresa de Jesús, o Teresa de Ávila, se me ocurrió poner en imágenes dieciocho de las frases más célebres de la santa que nos dieron en una recopilación sacada de sus cartas y libros, y comenzarlo con una pequeña viñeta caricaturizando uno de los episodios más peculiares de la vida de Teresa, el enfrentamiento con la Duquesa de Éboli que, resumiendo mucho, trató de ser monja y princesa a la vez, reflejando los valores opuestos a la enseñanza de la santa que tuvo que tomar medidas drásticas.

Por eso esta recopilación puede ser lo que Teresa le dice a esa Duquesa de Éboli que hoy todos llevamos dentro.

Poco a poco las he ido publicando en Nova Bella y puedes consultarlas a continuación

Sta Teresa 1 – Jaque mate a Jesús
Sta Teresa 2 – Conforme a Cristo
Sta Teresa 3 – El único camino
Sta Teresa 4 – Araña o Abeja
Sta Teresa 5 – ¿Qué haces con tu tiempo?
Sta Teresa 6 – Propósitos para el nuevo año
Sta Teresa 7 – Contento con lo que nos dan
Sta Teresa 8 – God Inside
Sta Teresa 9 – Por señas
Sta Teresa 10 – Pecado sobre pensado
Sta Teresa 11 – No quiero más que le miréis
Sta Teresa 12 – Gente descontenta consigo misma
Sta Teresa 13 – Con amor y temor
Sta Teresa 14 – La discreción es gran cosa para el gobierno
Sta Teresa 15 – Amor propio
Sta Teresa 16 – Madurar la fe
Sta Teresa 17 – Sin miedo a la finitud
Sta Teresa 18 – ¿Tontos o humildes?

O descargar el PDF original que empleé para un regalo impreso como una colección de tarjetas

Sta Teresa 1 – Jaque mate a Jesús

La vida espiritual es como el ajedrez: para dar jaque mate a Jesús necesitamos la Dama o Reina que es la humildad: es la que más guerra le puede dar en este juego. No hay dama que así le haga rendir como la humildad.

Santa Teresa de Ávila C 24,2

Discernimiento Ignaciano 6. Precaución y humildad

10ª regla: aumentar imagen

El que está en consolación piense cómo se habrá en la desolación que después vendrá, tomando nuevas fuerzas para entonces

Sobre la vida y sus golpes puedes leer:
Catástrofe humanitaria en Guatemala :: Testimonio de Ricardo Donet

Os envío como corderos en medio de lobos (Lc 10, 2-4)


11ª regla: aumentar imagen

El que está consolado procure humiliarse y baxarse quanto puede, pensando quán para poco es en el tiempo de la desolación sin la tal gracia o consolación. Por el contrario, piense el que está en desolación que puede mucho con la gracia sufficiente para resistir a todos sus enemigos, tomando fuerzas en su Criador y Señor

Sobre la necesidad de recordar nuestra pequeñez puedes leer:
Beato Santiago Gapp, mártir marianista del nazismo
Miércoles de ceniza
Dios mío, ayúdame

Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre (Lc 10, 17-20)


¿Te ves capaz de afrontar la desolación y de saber llevar la consolación, cómo lo haces?

El texto de las reglas de discernimiento está sacado del método de ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola

[aPt.3] ¿Se derrite tu virtud? – Guarda

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Decía santa Sinclética:
“Así como desaparece rápidamente un tesoro expuesto, de la misma manera se desvanece cualquier virtud que se hace famosa o se cacarea. Como la cera se derrite instantáneamente ante el fuego, así el alma se vacía por la alabanza y pierde la solidez de la virtud”

¿Dependemos del aplauso o la mirada de los demás?
leer «Los éxitos y logros de la vida nos dan seguridad…»
¿Qué nos mueve a hacer las cosas?
leer «Examinar nuestras intenciones y purificar nuestros motivos»

«Cuando deis limosna que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda»

(Mt 6, 3)