He visto a la Iglesia socorriendo en campos de refugiados miserables o recuperando niños soldado, pero también vanidosa y dura

Yo «quiero y sirvo» a la Iglesia tal cual es, con sus glorias (muchísimas) y sus sombras y cuervos. Le debo lo mejor mío. Le he visto socorriendo en campos de refugiados miserables o recuperando niños soldado, pero también vanidosa y dura. Jesús me enseñó a amar a Pedro cuando volvía de varias negaciones. San Ignacio me lo confirmó. La iglesia que «sueño» es más gloriosa, pero más infantil, porque olvida la pobre masa de lo humano. En la que sueño, no me dejarían entrar…

José María Fernández-Martos SJ.
En VIDA NUEVA nº 2805<

Nueva Evangelización y soledades

 

A estos hombres y mujeres, que la cultura occidental nos pone delante a través el la pintura y el cine, entre otros cauces de comunicación, es a los que la Iglesia se tiene que dirigir en un lenguaje actual,  comprensible, inculturando con fidelidad creativa la Buena Noticia del Evangelio de Jesús, el Cristo, del que es depositaria.

De nuevo se hace presente esta inquietud, que llevo dentro y que hoy me brota  cuando leo en el periódico, a propósito de la próxima inaguración de la exposición de Hopper en el Museo Thyssen:

muchas de sus desoladas mujeres, desnudas o vestidas, acompañadas por hombres (aunque no les sirva de mucho) o solas, mirando nadie sabe qué por la ventana o simplemente el vacío, en sus casas, en el pórtico, en hoteles sombríos, en cafés, en teatros, con alguna maleta cerca. ¿Acaban de llegar o van a irse? ¿De dónde vienen? ¿Qué ha ocurrido en su vida? ¿Qué piensan, qué sienten, qué recuerdan? ¿Han amado, se han sentido amadas alguna vez? ¿Han conocido la pérdida, la traición o el abandono? ¿O solo están abrumadas por el fardo grisáceo que impone la vida? Seguro que tienen pasado, pero ¿existe para ellas el presente, poseen futuro?

Carlos Boyero,Edward Hopper: el cine también es usted. Y la soledad, EL PAIS 8 de junio 2012 (Las cursivas son mías)

¿Cómo acercarles la Buena Noticia de la salvación en un lenguaje que puedan comprender?¿Como ofrecer una Iglesia de comunión que se haga cercana y acompañe tanta soledad, tanta desolación, tanta resignación despeñada en el tumulto de nuestras calles?

Y mientras te respondes, conmigo, con tus comentarios, puedes escuchar esta balada de Chet Baker, yonki,  que no desentonaría en uno de estos cuadros. Su vida es recogida de una manera sobrecogedora en el documental Let’s get lost.  Al interpretar Almost Blue, con cuya grabacion inicia la  película, Chet te llega a lo más profundo -de donde debe brotar la nueva evangelización- con su música melancólica, trágica y a la vez hermosa, que sale del alma triste de uno de los grandes del jazz.

[youtube]http://youtu.be/taTtjLAXRcI[/youtube]

 

El cliente siempre tiene la razón ¿Se cumple en la Iglesia?

Diagrama de flujo para el diseño de un producto.

En cualquier proceso de obtención de soluciones, y en concreto en el de desarrollo de productos, el flujo de trabajo y las relaciones cliente – profesional – entorno, se podrían resumir de la siguiente manera (imagen de la izquierda):
Diagrama de flujo para transmitir la fe

Me atrevo a pensar que en materia de fe, moral, misterio… el flujo sería casi el mismo. Poniéndole nombre a las cosas quedaría así (imagen de la derecha).

El caso es que no sé hasta qué punto respetamos este diagrama, o nos lo creemos. Me da la impresión, y me pasa a mí mismo, que desconfiamos de que esto sea así, o deseamos que sea más bien de otra manera, nos gustaría eliminar la parte de las críticas y tener siempre la razón.

Pensando en esto y a raíz de los últimos posts de Dani y su eco, se me ocurren tres posibles caricaturas de tres maneras de deformar este flujo de trabajo:

Modelo 1.
El de “el magisterio infalible”
Modelo 2.
El de “los teólogos descarriados”
Modelo 3.
El de “creo en Dios pero no en la Iglesia”

¿Cómo nos interpela cada una de estas caricaturas? ¿Nos sentimos más cómodos/identificados con una que con otra?
Las tres son posturas radicales a las que tendemos sin darnos cuenta o con las que etiquetamos a la gente. Todas ellas han prohibido la crítica. Personalmente al leer estos posts se me dispararon los prejuicios y acudí a estos estereotipos, a uno u otro, según el caso, poniéndome a favor o en contra como pasó con los que comentasteis las entradas perdiendo el significado original.

No toleramos la crítica porque parece que es desautorizar a la persona o a la institución. Sin embargo, profesionalmente la crítica es el feedback imprescindible para entender y cubrir las necesidades del cliente.

Sin embargo, cuando alguien critica a la Iglesia se le encasilla en el Modelo 3, o si un teólogo lleva una línea que cuestiona el magisterio pasa a ser del Modelo 2, y si alguien defiende la unidad de la Iglesia y la confianza en sus pastores a pesar de los errores, se le encasilla en el Modelo 1. En cualquier caso nos perdemos lo importante: El cliente, que se queda sin resolver su problema, sin colmar su deseo innato de Dios porque el profesional sea el que sea, no ha sabido hacer bien su trabajo y dar una respuesta que sintonice con la necesidad del cliente.

Aquí un ejemplo de «un mal diseño que costó 100 millones«. Se trata del rediseño de un envase de zumo (el de la derecha) que no gustó al cliente y derivó en la caída de las ventas, a pesar de que formalmente es mejor y más actual.

El cliente siempre tiene la razón, pero no porque sepa más que el profesional, sino porque es quien tiene una necesidad y no estará satisfecho hasta que la cubra. El profesional no puede ser el protagonista, sino que es el que, desde su posición autorizada, ha de ser capaz de acompañar al cliente tanto en la fase de poner nombre al problema, como en la de encontrar la solución, como en su posterior evolución y esto solo puede hacerlo quien es capaz de rebajarse hasta donde está el cliente, para poder escucharle y para decirle, no lo que quiere oír, sino lo que debe oír para entender y resolver su problema. Ni que decir tiene que el cliente ha de confiar en la autoridad del profesional, pero si ha solicitado su consejo y se sigue este proceso, es de suponer que se fiará de lo que este le diga.

¡Feliz Navidad!

Hace ahora cinco años y durante mi Noviciado, Enrique Aguilera Sm y que para aquel momento era el responsable de nuestra formación, nos hizo llegar a todos los novicios una sorprendente felicitación de Navidad que no consigo quitarme de la cabeza. Menos mal. Por que volverla a leer por estas fechas, me recuerda eso que dice nuestra Regla de Vida de nuestro deseo de querer vivir “en conformidad con Jesucristo”.

A lo largo de los últimos dos mil años de Historia, ésta ha llegado a corroborar que efectivamente y para un «cristiano» que en verdad «vive» las palabras del Evangelio, y a diferencia de aquel que no lo es (o lo es, pero no lleva a su vida la Palabra), se le puede complicar mucho más el vivir que al segundo en cuestión. Ahora bien, ahí quedan todos los testimonios de santos y santas que la Iglesia ha ido aportando a la Sociedad y que con la entrega generosa de sus vidas, han sabido abrir diferentes vías para que nosotros (y si queremos) podamos llegar a vivir una vida más dichosa, una vida más feliz, una vida mejor.

Es decir, el cristiano se compromete a construir el Reino, se implica con el Proyecto Salvador de Dios para con el Hombre/Mujer e intenta manifestar en su día a día ese Amor que con Jesús/el Hijo ya se ha hecho realidad. Y es que si verdaderamente hiciésemos valer nuestro compromiso como cristianos que somos, y pese a la increencia de muchos, ello nos permitiría entrar en una espiral que seguro nos llevaría a vivir en un Mundo mejor.

Precisamente y de ello nos habla esta felicitación: ¿qué le estamos diciendo a un amigo/a, compañero de trabajo, padre/madre, hijo/a para cuándo le deseamos y durante estas fechas: «¡FELIZ NAVIDAD!»? ¿A qué nos/les está comprometiendo nuestras palabras? ¿Somos verdaderamente conscientes de lo que les estamos deseando?

Bueno ahí queda la reflexión, pero sobre todo y ante estas fechas que nos llegan… lo que me gustaría os llegase, es mi felicitación: ¡FELIZ NAVIDAD!

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OJO CON EL NIÑO DE LA NAVIDAD…

Porque cuando crezca te invitará a esto:

 

Creer la Buena Noticia (Mc 1,15)  Convertirse a Dios (Mc 1,15)  Seguir a Jesús (Jn 1,43)

Escuchar y guardar la palabra de Jesús; creer en él, ser su discípulo  (Lc 10,41-42)

Cumplir la voluntad del Padre que está en los cielos (Mt 12,50)

Adorar al Padre en espíritu y en verdad (Jn 4,23) Orar en lo secreto y sin cesar (Mt 6,5-13)

Orar diciendo “Padre nuestro…” (Mt 6,7)  Rogarle que envíe obreros a su mies (Mt 9,38)

Dar limosna secretamente (Mt 6,2)  Ayunar sin ostentación  (Mt 6,16)  Velar (Mc 13,33))

Resistir la tentación (Mt 26,41)  Limpiar el interior de uno mismo (Mt 23,26)

Perdonar siempre las ofensas  (Mt 18,21-2)  Pedir perdón  (Mt 18,26)

Perdonar los pecados en nombre de Jesús (Jn 20,23)

Corregir (Mt 18,15)  Acoger y dar oportunidad al pecador (Mt 7,3)

Amar al enemigo  (Mt 5,44)  Orar por los que difaman y persiguen  (Lc 6,28)

No juzgar condenando a los demás  (Lc 6,37)  No criticar o despreciar (Lc 18,9)

No acumular bienes para sí mismo (Lc 12,13)  Dar más de lo debido o pedido  (Mt 5,41)

No poner lo material necesario, como valor o preocupación primordial (Mt 6,25)

Dar de comer al hambriento  (Mt 25,35)  Dar de beber al sediento (Mt 25,35)

Vestir al desnudo (Mt 25,36)  Visitar al enfermo (Mt 25,36)

Visitar al encarcelado (Mt 25,36) Acoger al forastero (Mt 25,35)

Buscar a los perdidos  (Mt 18,12)  Acoger a los pequeños y a los niños  (Mt 18,5)

Acoger y ayudar a los misioneros del Evangelio (Mt 10,40-42)

Aproximarse al que sufre y auxiliarle (Lc 10,29)

Defender y atender a la persona por encima de cualquier obstáculo legal (Lc 314,3-5)

Dar gratis lo recibido gratis (Mt 10,8)  Hacer el bien sin esperar nada a cambio (Lc 6,35)

Ponerse siempre en el último puesto  (Lc 14,10)  No buscar el reconocimiento (Mt 23,5-12)

Llevar siempre las lámparas con aceite  (Mt 25,4)

Hacer fructificar los dones recibidos  (Mt 25,16) Agradecer el bien que te hacen (Lc 17,17)

No rechazar a la propia mujer (o al marido) cuando venga la dificultad (Mc 10,9)

Hacerse un corazón de pobre  (Mt 5,3)  Abrir la casa y la mesa a los pobres (Lc 14,13)

Vender lo que se tiene y darlo a los pobres   (Mt 19,21)

Hacerse manso  (Mt 5,4)  Hacerse como un niño (Mt 18,3)

Trabajar por la paz   (Mt 5,9)  No pensar con odio ni ejercer violencia (Lc 9,55)

Salar la tierra e iluminar el mundo   (Mt 5,13-14)  Preparar la vuelta del Señor (Lc 12,40)

Echar el vino nuevo en odres nuevos (Mt 9,17) Dar la paz al mundo (Mt 10,12)

Proclamad el Evangelio del Reino (Mt 10,7) Ir por todo el mundo evangelizando (Mc 16,15)

Dejarse enviar (Jn 20,21)  Hacer discípulos y bautizar en el nombre de Dios (Mt 28,19)

Buscar sobre todo el Reino de Dios  (Mt 6,33)

Curar enfermos   (Mt 10,8)   Resucitar muertos   (Mt 10,8)

Limpiar leprosos  (Mt 10,8)   Expulsar demonios (Mt 10,8)

Ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mt 10,16)

Nacer de nuevo (Jn 3,3)  Pedir a Jesús el Agua viva del Espíritu (Jn 4,10)

Ejercer el gobierno sirviendo en vez de oprimiendo (Mt 20,26)

Ponerse a los pies de los demás como un servidor (Jn 13,12-14)

Celebrar la Eucaristía en memoria de Jesús   (Lc 21,19)  Orar en común (Mt 18,19)

Actuar buscando el alimento que da Jesús (Jn 6,27)

Declararse partidario, discípulo de Jesús (Mt 10,32)

Dejar que hable en nosotros el Espíritu en el momento de la persecución (Lc 12,11)

Vivir muy unido/a a Jesús (Jn 15)  Recibir el Espíritu Santo (Jn 20,22)

Dejar casa, familia y hacienda por Jesús y por el Evangelio (Mc 10,29)

Negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguir a Jesús (Mt 16,24)

Perder la vida por Jesús y por el Evangelio (Mc 8,34)

Acoger a María como madre (Jn 19,27) Ejercer la maternidad/patern espiritual (Jn 19,26)  Anunciad que Jesús ha resucitado  (Mt 20,17-18) Dejarse conducir y amar (Jn 20,18-19)

Y el consejo de María: Haced lo que Jesús nos diga (Jn 2,5)

 PIÉNSATELO.TU VERÁS SI TE INTERESA CREER Y DECIR… “¡FELIZ NAVIDAD!”

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¡Gracias!

 «Hoy puedo. Me he levantado y sé que puedo.

 Puedo decir que sí y no puedo decir que no.

 Por que estoy contigo.

 No, no valen ya los «podría».

 Sí, es mi opción de decirle que «sí» a la Vida.

 Con sus luces… pero también con sus sombras.

 Puedo.

 Y mientras pueda, todo es posible, por que todo es posibilidad.

 Puedo.

 Y puedo por que tu antes pudiste: ¡GRACIAS!»

                                                                                                                   Vicente Sm.

«Los hombres no son islas»

«Todo hombre es un pedazo de mí mismo, porque yo soy parte y miembro de la humanidad. Todo cristiano es parte de mi cuerpo, porque somos miembros de Cristo. Lo que hago, para ellos y con ellos y por ellos lo hago también. Lo que hacen, en mí y por mí y para mí lo hacen. Con todo, cada uno de nosotros permanece responsable de su participación en la vida de todo el cuerpo.

La caridad no puede ser lo que se pretende que sea, si yo no comprendo que mi vida representa mi participación en la vida de un organismo totalmente sobrenatural al que pertenezco. Unicamente cuando esta verdad ocupa el primer sitio, encajan las otras doctrinas en su contexto adecuado.

La soledad, la humildad, la negación a uno mismo, la acción y la contemplación, los sacramentos, la vida monástica, la familia, la guerra y la paz: Nada de esto tiene sentido sino en relación con la realidad central que es el amor de Dios viviendo y actuando en aquellos a quienes Él ha incorporado en Su Cristo. Nada, absolutamente nada tiene sentido, si no admitimos, con John Donne, que “los hombres no son islas, independientes entre sí; todo hombre es un pedazo del continente, una parte del todo“.

Thomas Merton (extracto de “Los hombres no son islas”)


Después de ver «La última cima». Pablo Domínguez Prieto

Al fin alcancé esta cima.

El día del estreno fuimos a ver “La última cima” y volvimos con lo último en decepciones cinematográficas, no sólo porque no vimos la película, que no proyectaron por problemas técnicos del cine, sino porque, ya que estábamos, entramos a ver otra película de la que ni siquiera me molestaré en poner el título.

Tras este primer intento frustrado, y ya sin esperanza de poder ver la película por problemas de agenda, finalmente ayer sin esperarlo, las cosas surgieron de tal manera que pudimos volver al cine y verla. También en esta ocasión falló el comienzo de la proyección, pero tras la preocupación inicial lo arreglaron y la pudimos ver sin más sobresaltos.

Pero vamos a lo importante. Personalmente considero que ha valido la pena el esfuerzo de ir a ver esta película, en realidad documental. Está muy bien hecho, consigue mantener la atención y el interés hasta el final, y sobre todo, transmite en todo momento, un gran sentimiento de gozo y esperanza de lo más real, y en absoluto de ciencia ficción como ocurría simultáneamente en el resto de salas del cine. No se trata de una película basada en hechos reales, sino de hechos reales contados en pantalla grande, de la boca de familiares, amigos, alumnos y conocidos. Está hecho además con mucho gusto cinematográfico. Simplemente, merece la pena verla, para recordar que no todo es una mierda, algo que fácilmente se nos olvida, inmersos en el día a día de nuestras debilidades y las de los demás.

Gracias al director, Juan Manuel Cotelo y a infinito +1 por llevar a cabo esta iniciativa. Si no me equivoco, es la primera vez que las salas de cine ven algo así en sus pantallas, aunque esté costando mucho su proyección en las distintas ciudades. Desde la página oficial de La última cima se puede solicitar su proyección y ver en qué ciudades y salas se proyecta

Encuentro Internacional de las Comunidades Laicas Marianistas

Entre los días 1 y 7 de agosto, tuvo lugar en Nairobi, el 5º Encuentro Internacional de las Comunidades Laicas Marianistas (CLM), que recibió a los representantes de cada país, para revisar su funcionamiento y retomar el impulso necesario para seguir siendo testigos de Jesús en el mundo.
nairobi
Puedes conocer más detalles de este evento en Ágora Marianista y en CLM Internacional