Navidad III

La figura de Cristo niño no es para los niños. Es para aquellos que se niegan a abandonar y hacerse viejos; para aquellos a quienes la vida llega de nuevo y con un nuevo propósito cada día; para aquellos que pueden dejar que se esfume el ayer, a fin de que la vida esté siempre llena de nuevas posibilidades; para aquellos que se sienten inquietos por las novedades, cualqueira que sea su edad. La vida es para los que viven, para aquellos para quienes la navidad es una fiesta sin fin, una celebración de la constancia del cambio, una llamada a empezar una vez más el viaje hacia el gozo humano y el sentido sagrado.

Joan Chittister, En busca de la fe

Navidad I

Nosotros nacimos, Jesús nació. Lo que Jesús hizo paa que sobreviviera la vida, para crear vida, para hacerse vida, nosotros también lo podemos hacer. Mejor dicho: lo que nosotros hacemos para que la vida sobreviva, para engendrar la vida, para crear vida, para hacernos vida, Jesús lo hizo antes que nosotros. Nuestras luchas no son nuevas. Nuestras preguntas no carecen de sentido. Nuestras cargas no son insoportables.

Joan Chittister, En busca de la fe

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Acojamos juntos el misterio de la vida. Feliz Navidad

Para concluir con estas reflexiones sobre el misterio (1, 2 y 3) y la forma de trasnsmitirlo, dejo la felicitación que hemos mandado este año en la comunidad, donde María y José han de enfrentarse a lo que no entienden ni conocen, y contárselo al otro y a los demás, y la fe y el amor han de estar por encima de la racionalidad para acogerlo, que no entenderlo.

Pues eso, que a partir de hoy sepamos acoger a Dios y lo demos a conocer, como el misterio que es, sin tratar de entenderlo como un problema científico-racional.

¡Feliz Navidad!

Hace ahora cinco años y durante mi Noviciado, Enrique Aguilera Sm y que para aquel momento era el responsable de nuestra formación, nos hizo llegar a todos los novicios una sorprendente felicitación de Navidad que no consigo quitarme de la cabeza. Menos mal. Por que volverla a leer por estas fechas, me recuerda eso que dice nuestra Regla de Vida de nuestro deseo de querer vivir “en conformidad con Jesucristo”.

A lo largo de los últimos dos mil años de Historia, ésta ha llegado a corroborar que efectivamente y para un «cristiano» que en verdad «vive» las palabras del Evangelio, y a diferencia de aquel que no lo es (o lo es, pero no lleva a su vida la Palabra), se le puede complicar mucho más el vivir que al segundo en cuestión. Ahora bien, ahí quedan todos los testimonios de santos y santas que la Iglesia ha ido aportando a la Sociedad y que con la entrega generosa de sus vidas, han sabido abrir diferentes vías para que nosotros (y si queremos) podamos llegar a vivir una vida más dichosa, una vida más feliz, una vida mejor.

Es decir, el cristiano se compromete a construir el Reino, se implica con el Proyecto Salvador de Dios para con el Hombre/Mujer e intenta manifestar en su día a día ese Amor que con Jesús/el Hijo ya se ha hecho realidad. Y es que si verdaderamente hiciésemos valer nuestro compromiso como cristianos que somos, y pese a la increencia de muchos, ello nos permitiría entrar en una espiral que seguro nos llevaría a vivir en un Mundo mejor.

Precisamente y de ello nos habla esta felicitación: ¿qué le estamos diciendo a un amigo/a, compañero de trabajo, padre/madre, hijo/a para cuándo le deseamos y durante estas fechas: «¡FELIZ NAVIDAD!»? ¿A qué nos/les está comprometiendo nuestras palabras? ¿Somos verdaderamente conscientes de lo que les estamos deseando?

Bueno ahí queda la reflexión, pero sobre todo y ante estas fechas que nos llegan… lo que me gustaría os llegase, es mi felicitación: ¡FELIZ NAVIDAD!

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OJO CON EL NIÑO DE LA NAVIDAD…

Porque cuando crezca te invitará a esto:

 

Creer la Buena Noticia (Mc 1,15)  Convertirse a Dios (Mc 1,15)  Seguir a Jesús (Jn 1,43)

Escuchar y guardar la palabra de Jesús; creer en él, ser su discípulo  (Lc 10,41-42)

Cumplir la voluntad del Padre que está en los cielos (Mt 12,50)

Adorar al Padre en espíritu y en verdad (Jn 4,23) Orar en lo secreto y sin cesar (Mt 6,5-13)

Orar diciendo “Padre nuestro…” (Mt 6,7)  Rogarle que envíe obreros a su mies (Mt 9,38)

Dar limosna secretamente (Mt 6,2)  Ayunar sin ostentación  (Mt 6,16)  Velar (Mc 13,33))

Resistir la tentación (Mt 26,41)  Limpiar el interior de uno mismo (Mt 23,26)

Perdonar siempre las ofensas  (Mt 18,21-2)  Pedir perdón  (Mt 18,26)

Perdonar los pecados en nombre de Jesús (Jn 20,23)

Corregir (Mt 18,15)  Acoger y dar oportunidad al pecador (Mt 7,3)

Amar al enemigo  (Mt 5,44)  Orar por los que difaman y persiguen  (Lc 6,28)

No juzgar condenando a los demás  (Lc 6,37)  No criticar o despreciar (Lc 18,9)

No acumular bienes para sí mismo (Lc 12,13)  Dar más de lo debido o pedido  (Mt 5,41)

No poner lo material necesario, como valor o preocupación primordial (Mt 6,25)

Dar de comer al hambriento  (Mt 25,35)  Dar de beber al sediento (Mt 25,35)

Vestir al desnudo (Mt 25,36)  Visitar al enfermo (Mt 25,36)

Visitar al encarcelado (Mt 25,36) Acoger al forastero (Mt 25,35)

Buscar a los perdidos  (Mt 18,12)  Acoger a los pequeños y a los niños  (Mt 18,5)

Acoger y ayudar a los misioneros del Evangelio (Mt 10,40-42)

Aproximarse al que sufre y auxiliarle (Lc 10,29)

Defender y atender a la persona por encima de cualquier obstáculo legal (Lc 314,3-5)

Dar gratis lo recibido gratis (Mt 10,8)  Hacer el bien sin esperar nada a cambio (Lc 6,35)

Ponerse siempre en el último puesto  (Lc 14,10)  No buscar el reconocimiento (Mt 23,5-12)

Llevar siempre las lámparas con aceite  (Mt 25,4)

Hacer fructificar los dones recibidos  (Mt 25,16) Agradecer el bien que te hacen (Lc 17,17)

No rechazar a la propia mujer (o al marido) cuando venga la dificultad (Mc 10,9)

Hacerse un corazón de pobre  (Mt 5,3)  Abrir la casa y la mesa a los pobres (Lc 14,13)

Vender lo que se tiene y darlo a los pobres   (Mt 19,21)

Hacerse manso  (Mt 5,4)  Hacerse como un niño (Mt 18,3)

Trabajar por la paz   (Mt 5,9)  No pensar con odio ni ejercer violencia (Lc 9,55)

Salar la tierra e iluminar el mundo   (Mt 5,13-14)  Preparar la vuelta del Señor (Lc 12,40)

Echar el vino nuevo en odres nuevos (Mt 9,17) Dar la paz al mundo (Mt 10,12)

Proclamad el Evangelio del Reino (Mt 10,7) Ir por todo el mundo evangelizando (Mc 16,15)

Dejarse enviar (Jn 20,21)  Hacer discípulos y bautizar en el nombre de Dios (Mt 28,19)

Buscar sobre todo el Reino de Dios  (Mt 6,33)

Curar enfermos   (Mt 10,8)   Resucitar muertos   (Mt 10,8)

Limpiar leprosos  (Mt 10,8)   Expulsar demonios (Mt 10,8)

Ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mt 10,16)

Nacer de nuevo (Jn 3,3)  Pedir a Jesús el Agua viva del Espíritu (Jn 4,10)

Ejercer el gobierno sirviendo en vez de oprimiendo (Mt 20,26)

Ponerse a los pies de los demás como un servidor (Jn 13,12-14)

Celebrar la Eucaristía en memoria de Jesús   (Lc 21,19)  Orar en común (Mt 18,19)

Actuar buscando el alimento que da Jesús (Jn 6,27)

Declararse partidario, discípulo de Jesús (Mt 10,32)

Dejar que hable en nosotros el Espíritu en el momento de la persecución (Lc 12,11)

Vivir muy unido/a a Jesús (Jn 15)  Recibir el Espíritu Santo (Jn 20,22)

Dejar casa, familia y hacienda por Jesús y por el Evangelio (Mc 10,29)

Negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguir a Jesús (Mt 16,24)

Perder la vida por Jesús y por el Evangelio (Mc 8,34)

Acoger a María como madre (Jn 19,27) Ejercer la maternidad/patern espiritual (Jn 19,26)  Anunciad que Jesús ha resucitado  (Mt 20,17-18) Dejarse conducir y amar (Jn 20,18-19)

Y el consejo de María: Haced lo que Jesús nos diga (Jn 2,5)

 PIÉNSATELO.TU VERÁS SI TE INTERESA CREER Y DECIR… “¡FELIZ NAVIDAD!”

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«Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros» (Jn 1,14)

Para un Scout como yo, esta traducción de un versículo del Nuevo Testamento  (y del inicio del Evangelio de Juan), le resuena un mucho a ese estilo propio con el que los Scouts nos relacionamos con el Padre y por supuesto, y también… con el Hijo.

Acampar es parar en un lugar. Darlo todo allí a dónde te has dejado caer. Contemplar, regalar y por que no decir… una manera de vivir. Escuchar, actuar, comprender, respirar… atender. Acampar es compartir sin pensar lo que mañana pueda suceder. Acampar es sonreír a la sencillez de la noche, para desde allí esperar en el velar… la gran teofanía del amanecer.  Acampar es aprender amar, es entregarte, sacrificarte y llegar a darte… sin esperar del otro nada. Sin más. Acampar es estar hoy aquí y mañana allí. Es decir «adiós» sin avisar, para llegar a reconocer (y agradecer)… tu presencia en el ayer.

«Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros» (Jn 1,14)

Una Palabra, un Dios… un Padre, un Hijo, un Amor, un Espíritu… una Humanidad, un Perdón, una Paz y una Luz. 

 

«Yo soy la Luz del Mundo» (Jn 8,12)

Gracias Jesús por «acampar» entre nosotros. Gracias Padre, muchas gracias por mandárnoslo. Hoy los Scouts de Valencia, vamos a teneros muy presentes. Hemos traído vuestra Luz desde Belén, por que queremos que un año más, vuestra Palabra entre nosotros vuelva a acampar.

 

 

 

Enlace a nuestro sitio web: http://www.gsxelpilar.org/luzdelapaz2010

Enlace a la página web oficial de MSC: http://luzdelapaz.org/

Video explicativo de la iniciativa llevada a cabo por los Scouts de Austria:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=N5w4aGGzUKU[/youtube] 

Marianistas.

Ahí estamos María, haciendo un seguimiento de tu vida para poder encontrarnos también con ÉL. En tu humildad y sencillez, la grandeza de Dios se constata aun de forma más especial: ¡GRACIAS POR TU SÍ SIN CONDICIONES MARÍA! Gracias, por que un año más… vuelves a dar a Luz.
Marianistas
Marianistas

La salvación que nos libra

¿sientes la misericordia del Señor?
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.