Nueva Evangelización II

Nueva evangelización, porque nuevos deben ser los «caminos» y las «acciones de anuncio de anuncio y de transmisión de la fe», nuevo «el modelo de ser Iglesia». ¿Cuáles son las señales de ruta que van marcando estos nuevos caminos?

El camino de la pobreza y la humildad frente al del dominio y el poder. Evangelizar no es hacer proselitismo ni conquistar «zonas de influencia». La Buena Nueva no se impone ni es instrumento de poder. Es un don ofrecido, un don de esperanza para la pobreza del hombre . Sólo los pobres son capaces de captarlo y recibirlo. La puerta por la que entró en el mundo fue un pesebre. El Evangelizador, siendo quien era, se despojó de su rango pasando por «uno de tantos», asumiendo incluso la condición de siervo y muriendo como mueren los últimos (cf. Flp 2,5-8).

La fragilidad, la debilidad, la insignificancia, no son obstáculos para la evangelización sino su condición misma. Aunque muchos no lo crean, la dificultad de la evangelización de nuestro mundo no radica en la falta de influencia de la Iglesia ni en el volumen de su presencia en las estadísticas de la población (recordemos que sólo una sexta parte de la humanidad ha escuchado el evangelio). Tampoco está obstaculizando la Iglesia su misión cuando reconoce su debilidad, incluso su pecado, sino todo lo contrario. Es fruto de la evangelización de la misma Iglesia.

(Del informe del Supeior General, P.Manuel José Cortés)

 

¿Lo «nuevo» es una amenaza o una oportunidad?

En realidad, tras los acontecimientos de la historia se esconde frecuentemente la llamada de Dios a trabajar según sus planes, con una inserción activa y fecunda en los acontecimientos de nuestro tiempo. (Concilio Vaticano II. Lumen Gentium)

Es necesario, pues, estar abiertos a la voz del Espíritu que invita a acoger en lo más hondo los designios de la providencia. Él llama a la vida consagrada para que elabore nuevas respuestas a los nuevos problemas del mundo de hoy.

Nova bella elegit Dominus (Jueces 5,8 según la Vulgata) El Señor ha elegido nuevas formas de combatir, dirá Guillermo José Chaminade en una de sus meditaciones a mediados del siglo XIX

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