un niño sentado en la sede del Papa. Por unos segundos, la sede de Pedro estuvo ocupada por uno de los que Jesús decía que «de ellos es el Reino de lso cielos». Una foto hermosa y llena de simbolismo. Una foto que habla a las claras de la nueva primavera eclesial de la mano del Papa Francisco. Un niño convertido, por unos instantes y de forma simbólica, en el otro Vicario de Cristo o, mejor dicho, en el vicario de los pobres, como llaman al Papa los Santos Padres.
La escena, que ya nos parece hasta normal, hubiese sido impensable hace unos meses. El Papa habla a las familias y las escaleras de su estrado se pueblan de niños. Todos sentaditos y quietos. Pero, cuando va a comenzar su homilía, uno de ellos, de unos 4-5 años, con su camisa amarilla de mangas demasiado largas, se levanta y comienza a acercarse al Papa. Parece que le atrae el abuelo-Papa, con su sotana blanca.
Se mueve con total soltura. Uno de los guardias de seguridad, previendo lo que podía pasar, se acerca al niño, saca una piruleta y se la da, para poder llevárselo. Pero el niño, coge el caramelo y, en vez de irse con el guardia, corre a agarrarse a la sotana del Papa, que le mira y le acaricia. Y el peque se siente seguro al lado del «abuelo».
Y comienza una relación especial entre el Papa y el niño, que dura toda la vigilia con las familias. Mientras el papa habla, el niño se pasea, toca el micrófono, saluda a la gente. Como Pedro por su casa. Y el Papa-abuelo no dice nada, ni rechista. No lo echa ni manda a sus padres que lo cojan para que no moleste. Al contrario, aprovecha cualquier respiro en su discurso para acariciarlo. Hay una clara coplicidad entre ambos.
Y el crio se viene arriba y, en un momento dado, ve la sede del Papa vacía, la mira y se sube a ella. Y allí permanece unos segundos.
Cuando el papa termina su discurso, el niño se acerca a él y comienza a jugar y a intercambiar con el Papa-abuelo. Y lo primero que le llama la atención es el pectoral, la cruz de plata que lleva el Papa colgada del cuello. El pequeño la coge en sus manos, la mira, la sopesa y la besa. Y el Papa-abuelo se le cae la baba (con perdón, Santidad). Y le abraza con tanto amor, con tanta ternura…¡Qué cuadro, qué escena!
«Dejad que los niños se acerquen a mí», decía Jesús. Tras el escándalo de las «manzanas podridas del clero», la Iglesia tiene que recuperar su credibilidad moral. En su relación con los niños se la juega. A curas, obispos, frailes y monjas les entregamos nuestros hijos. Esa confianza, si se rompe, es muy mala de recuperar. El camino de la recuperación lo marca el Papa-abuelo: ternura, amor, comprensión, complicidad. La Iglesia tiene que volver a demostrar que es una institución en la que los niños están a salvo y son profundamente queridos y respetados. Siempre y en todas partes.
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Cultura del descarte
En este humanismo economicista que se nos impuso en el mundo, se ha abierto paso una cultura de la exclusión, una cultura del descarte. No hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado; no hay tiempo para detenerse con aquel pobre en la calle. A veces parece que, para algunos, las relaciones humanas están reguladas por dos dogmas: eficiencia y pragmatismo
Francisco
Pasado de rosca
Esta civilización mundial se pasó de »rosca», porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida (jóvenes y ancianos) que son las promesas de los pueblos.
Francisco
Contracorriente
Les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, que no son capaces de amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a ir contracorriente
Francisco
Cristianos almidonados
Sé que ustedes quieren ser cristianos en serio, no cristianos a medio tiempo, no cristianos «almidonados», que parecen cristianos y en el fondo no hacen nada. No cristianos de fachada (sino) cristianos auténticos.
Francisco
Libertad chirle
Sé que ustedes no quieren vivir en la ilusión de una libertad chirle que se deja arrastrar por la moda y las conveniencias del momento. Sé que ustedes apuntan a lo alto, a decisiones definitivas que den pleno sentido a sus vidas.
Francisco
Hagan lío
Quiero lío en las diócesis; quiero que se salga afuera, que la Iglesia salga a las calles. Las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, si no salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!
Francisco
¡Ánimo!
pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo con el bien. La Iglesia los acompaña ofreciéndoles el don precioso de la fe, de Jesucristo, que ha «venido para que tengan vida y la tengan abundante» (Jn 10,10)”.
Francisco
Dulce Nombre de María
Hoy, fiesta patronal de la Compañía de María (marianistas), os invitamos a rezar la oración a la Virgen con la que finaliza la encíclica Lumen Fidei, de Francisco
¡Madre, ayuda nuestra fe!
Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.
Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.
Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, para que podamos tocarlo en la fe.
Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.
Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado.
Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.
Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que él sea luz en nuestro camino.
Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Callejeros de la fe
educarlos en la misión, a salir, a ponerse en marcha, a ser callejeros de la fe. Así hizo Jesús con sus discípulos: no los mantuvo pegados a él como la gallina con los pollitos. No podemos quedarnos enclaustrados (cuando) tantas personas están esperando el Evangelio.
Francisco
Poner fe, poner esperanza, poner amor
La cruz de la Jornada Mundial de la Juventud ha gritado estas palabras a lo largo de su peregrinación por Brasil.
¿Qué significa “Poné fe”? Cuando se prepara un buen plato y ves que falta la sal, “pones” sal; si falta el aceite, “pones” aceite… “Poné”, es decir, añadir, echar.
Lo mismo pasa en nuestra vida, queridos jóvenes: si queremos que tenga realmente sentido y sea plena, como ustedes desean y merecen, les digo a cada uno y a cada una de ustedes:“Poné fe” y tu vida tendrá un sabor nuevo, la vida tendrá una brújula que te indicará la dirección; “Poné esperanza” y cada día de tu vida estará iluminado y tu horizonte no será ya oscuro, sino luminoso; “poné amor” y tu existencia será como una casa construida sobre la roca, tu camino será gozoso, porque encontrarás tantos amigos que caminan contigo. ¡ Poné fe, poné esperanza, poné!
Francisco
No balconear la vida
por favor, no balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón, se metió, no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús.
Francisco