Despertarse el mundo. Respetar la realidad. El Alto del perdón.

Pamplona-Puente la Reina
3ª Etapa

Aprendo que cada día tiene su propio afán. Dejar de lado las ansiedades. No agobiarse por el mañana. Mirad los lirios del campo, y las avecillas, herrerillos, pinzones, gorriones y colorines. Me cuesta mirarles.

Procuro vivir cada momento del camino, respetando la realidad. Tomar conciencia de mí en ti, de tú en mí, Señor y Creador de tantas maravillas que estoy contemplando, de mi ser.

Habremos visto despertarse el mundo mil veces, pero siempre resulta distinto y maravilla aún más. Al principio el alba lo baña todo con una claridad que se parece mucho a la leche en la que se hubiera vertido mucha más agua, y no hay ningún ruido. Es como si el campo contuviera por unos minutos la respiración, y eso es lo que hace que las cosas se sumerjan en una claridad subacuática, escribe el diarista y su lectura mientras transcribo este diario del camino me permiten rendirle este mínimo y desapercibido triduo de homenaje.

Me parece increíble que con lo deshecho que estaba ayer, casi descuartizado por dentro, hoy me ponga a caminar. Domino la tentación de aquí me quedo. Destierro la pregunta, dejo pasar la nube de ¿llegaré a Santiago?

Beltrán suele caminar unos doscientos metros por detrás. Tan solo el sonido del silencio, y de tanta vida que me rodea. Repito tu nombre, en una letanía de pasos: Señor Jesucristo, ten misericordia de mí. Así he subido, y he bajado, el Alto del Perdón. Sudando la gota gorda.

Antes y después iglesias y pueblos de postal: Zariquiegui, Uterga, Monruzábal, Obanos, este último con una plaza medieval, engalanada para las fiestas, que nos transporta a otros tiempos.

En el Alto, una Virgen del Perdón. Le pido que nos alcance tu misericordia: Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores.

El resto es mirar más al camino que al paisaje. El paisaje está dentro del camino. Es ir acumulando cansancio y sudor. Es preguntarme, de vez en cuando viene la tormenta seca, qué hago aquí, cuanto voy a aguantar. Y empieza el montaje de la película un amino hecho trizas, tres etapas y un adiós, la tendinitis asesina…lo que demuestra que tengo una imaginación perniciosa y que no vivo el presente.

En mi presente, sin embargo, siempre estás tú, Señor.

A las seis y media me voy a buscar las llaves de la sacristía de la Iglesia del Crucifijo. Empezamos la misa tres, Beltrán, Sonia y yo. Cuando dos o tres estáis reunidos en mi nombre. Sonia te busca y no te conoce. Ayúdale a encontrarte. Se va sumando gente a la celebración.

El rato que paso, de acción de gracias prolongada, después de la misa es de suave presencia tuya y profundo silencio. Me viene la tentación de quedarme en el monasterio de Irache, una semana a rezar, dejarme de caminos. Siempre la contemplación como llamada y huída. Contemplarte en el camino, en medio del mundo. Aunque sea tan ruidoso, complicado, masivo y poco espiritual como este albergue donde escribo.

Sillencio que escucha. El eco del bordón. Equipaje para el camino

2º Etapa
Zubiri-Pamplona

Segundo día. Pasó una tarde, pasó una mañana. Y vió Dios que todo era bueno.

Hoy empezamos con una niebla navarra que hace muy agradable el tramo inicial, entre tanto verde. La neblina se queda enganchada de los árboles. Beltrán y yo vamos en silencio. Un silencio lleno de escucha. El sonido de los bordones. El mío, regalo de mis padres.

He dormido muy mal. Me desvelé pronto y, en la cama, en paz, he ido repitiendo la oración del corazón. No me ha preocupado excesivamente – ¿me habré despertado por ello?- el hecho de tener un día de marcha por delante. A las cinco y media, en pié. Con bordón.

Suena el bordón en la piedra de la calle, en las piedras del camino, en mi interior. Tú pones el eco, Señor. Suena el bordón en los bosques profundos, arañando la arena, acuchillando el charco.

Dicen que son los últimos bosques, casi los primeros, hasta Galicia. Dicen tantas cosas del camino… ¿Las escucho? Dicen que el camino dice. ¿Lo escucho?

Llegamos hasta el refugio de Trinidad de Arre, junto al río, tan bucólico y pastoril. El Arga canturrea su canción, para quien conmigo va. Seguimos hasta Pamplona por una calle larga e interminable.

Entro en Pamplona por la fronda, viendo en alto la catedral. Hace sol, hace calor. Una rozadura en la ingle me está martirizando, a cada paso un envite. Entrada medieval, el puente, las murallas, la calle que es camino francés. Suena el bordón de San Fermín.

La rozadura…¿me permitirá seguir mañana? No preocuparme. A cada día le basta su afán. Quiero seguir tu camino, Señor, que es el camino de cada día.

Nos abre una hospitalera alemana. Refugio de casi cien literas, en un polideportivo. Los espejos reflejan y amplían hasta el infinito el bosque de camas. El camino empieza a reflejar mi propia imagen.

El camino de Santiago tiene la virtud de afectar a toda la persona, desde lo más externo hasta lo más profundo de su yo. Paso a paso, a medida que avanzamos por las sendas y caminos, el espíritu del camino va calando en nosotros y modelándonos hasta convertirnos en auténticos peregrinos. Es bueno que seamos sensibles a estos cambios interiores, que los gustemos y cuidemos para que, como pretendemos, sea una experiencia que deje huella.

Silencio y soledad, en medio de una multitud, como equipaje para el camino. Tu presencia, Señor, alentadora. En tus manos.

Ahora, mientras escribo esto, me siento muy cansado. Hace calor pastoso, calor húmedo, calor de humanidad. Sesteo hasta las cinco de la tarde, con la imaginación bulléndome. Trato de hacer silencio a tanto pensamiento que danzan en mi interior.

Un peregrino me dijo que la limitación del cuerpo es la peor. Comienzas a notarlo en los detalle más mínimos. Requiere tu atención. Me doy cuenta: estoy asaeteado por las agujetas, como un sansebastián. Ando que parezco un imposibilitado. Tengo una rozadura que me tiene la rojo vivo. Aún así quiero seguir tus caminos.

Salgo con Beltrán a dar una vuelta. Compramos moscatel para celebrar la eucaristía. El pan y el vino. Tu cuerpo y tu sangre. Nada más. Nada menos.

Algunas personas reconocen el gesto de partir el pan. ¿Celebráis la eucaristía?

He venido con ganas de pensar mientras camino. Creo que se van a quedar el temario de mi vida, y los pensamientos, en la mochila. Me voy dando cuenta que en el camino se camina. El camino te camina. Ni más, ni menos. El camino aclara la vida, sin pensamientos.

Ando repitiendo tu nombre, acostado y levantado. Con el deseo de envolverme, de arroparme con tu misericordia.

El hijo del trueno. LLuvia de mis pecados. Sin preguntas.

25 de julio
Santiago Apóstol
Roncesvalles-Zubiri
1ª etapa

Inicio la peregrinación, en tu nombre, Señor.

Salimos de Roncesvalles a las seis de la mañana. Muy nublado. Amenaza lluvia. Resuena en la piedra el bordón, y mi corazón hace eco.

Al llegar a la cruz de Roncesvalles, relámpagos y truenos. Santiago, Bonaerges, se nos hace presente al inicio del camino, en su solemnidad.

Al pasar por Burguete comienza el diluvio universal. Poner delante los tiempos míticos de la creación, el pecado, el arca…Parece que las cataratas de Iguazú se han venido a pasar el día, oscuro como la boca del lobo, hasta estas lindes de los Pirineos. Si la lluvia es una bendición hoy nos bendices copiosamente.

En Espinal, al entrar en el bar para desayunar, estoy empapado hasta el tuétano. Ya me he preguntado mil veces que hago yo bajo tanta, tantísima, lluvia. Lluvia de mis pecados. Lluvia en la oscuridad, en los hayedos, los robledales, en un bosque que se hace profundo y vaporoso. Me doy cuenta que no hay que pensar, ni quejarse, si resignarse, sino tratar de vivir el momento presente del camino, tal y como viene. Con los pies chapoteando de incertidumbre y barro.

Alto de Mezquiritz, una vista hermosísima, niebla y verde de Escocia. Tímidamente quiere rasgar el cielo el sol. Una lápida: “Aquí se reza a nuestra señora de Roncesvalles”. Rezo: Alégrate, María. Hágase en mí según tu Palabra. Y Habitó entre nosotros.

Solo miro el camino. Los interrogantes escampan.

Al llegar a Zubiri estoy agotado, con calambres, no puedo dar un paso. Llegamos los primeros al albergue, una clase de escuela. Al minuto aparece una norteamericana, con toda la ropa empapada. Le animo. Estar atentos a las necesidades de los otros.

Te vas haciendo presente. En el otro. Cada vez que…

Terminamos de comer, lluvia, frío, ambiente desapacible. Empiezan a llegar peregrinos calados pro la lluvia temprana y tardía.

Mejor no hacerme preguntas. Quizá esa sea la respuesta. En este momento, como respuesta, empieza a salir definitivamente el sol.

Como los caracoles sacan los cuernos empezamos a sacar, para secar, botas, calcetines húmedos, pantalones…y personas al sol. Se desvela un valle verde y hermoso, una verde pradera donde nos haces recostar.

En el albergue estamos casi treinta personas, en la misma sala. Hay dos. Ambiente de cordialidad agradable. Van apareciendo las historias, los planes, las expectativas.

Celebramos la eucaristía en la parroquia del pueblo. Tu mesa y tu palabra.

“Todo es para vuestro bien”, nos dice hoy la carta a los Corintios.

En tus manos, Señor, mi peregrinación. Celebrar la eucaristía me reconforta. Te haces presente en el camino. Te reconocemos al partir el pan.

A las ocho cena. A las nueve y media, ya en la cama, hablo con un oculista catalán. Cerramos los ojos.

En tus manos, Señor.

De Madrid a Roncesvalles. Inicio la peregrinación. La tentación de tenerlo todo calculado.

Madrid-Roncesvalles
Etapa prólogo

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Sea lo que sea, te doy las gracias.

Escribo este primer episodio en Roncesvalles.
Esta mañana, al salir de casa, en Madrid, me he hecho la señal de la cruz. Acompáñame, Dios mío, en mi peregrinación. Peregrino hacia ti, con deseo de ti, porque te amo. Peregrino porque quiero hacerme consciente del camino de mi vida. Tú eres el camino. Tú eres mi camino.

Siempre quiero controlar y también quiero controlar el camino. Es mi tentación. Tengo ya calculadas las etapas; dentro de 29 días he tenido que terminar. Por eso, como siempre, me centro en mis posibilidades, en mis fuerzas, en mi…en vez de abrirme al camino, como me han aconsejado. Quizá aprenda estos días.

Dame, Señor, la gracia de centrarme en tí. Dame la gracia de caminar hacia la conversión. Te deseo y este deseo es el que me pone en camino. A pesar de mis pecados, desde ellos, tengo sed de ti, como tierra reseca.

Ayer recibí tu gracia y tu perdón sacramental. Dame tu amor y gracia para peregrinar. Que ellas me basten.

La noche pasada he dormido inquieto. A las 5.30 ya estaba despierto. No controlo lo que me va a pasar el próximo mes. Surgen fantasmas, neurosis, soy a veces tan neurótico, me imagino todo tipo de tragedias o calamidades; procuro desterrarlas de la imaginación. Han sido sueños, que me vuelven en el autobús, hacia Pamplona.

Voy recitando Señor Jesucristo, ten misericordia de mi.

Quiero hacer de esta oración del corazón mi compañera de camino, como el peregrino ruso. Quiero que me descienda a lo mas profundo de las entrañas, donde tu me tejes.

Acabo de pedir la credencial del peregrino.

Subimos Beltrán y yo hasta el alto de Ibañeta, dando un paseo vespertino. Hace un sol espléndido. La panorámica que se divisa es muy hermosa. Una carretera de serpentina baja a Saint Jean Pied de Port. Teníamos que haber salido desde allí, pero…

Te alaba la creación.

«El que me ofrece acción de gracias ese me honra. Te han explicado, hombre, el bien que Dios quiere de ií: simplemente que respetes el derecho, que ames la misericordia y andes humilde con tu Dios.»

Que andes humilde con tu Dios. Que andes como peregrino.

Participo en la eucaristía en la Colegiata. Antes he rezado el rosario. La Virgen de Roncesvalles me acerca a ti.

Me impresiona un señor mexicano, con más de 65 años, que no sabe ni lo que es la fecha amarilla. No se si es un insensato, o que confía demasiado en ti. ¿Demasiado?

A las diez se apaga la luz.
Unos pies cercanos apestan.
¿Qué me espera? ¿Llegaré a Santiago?
En tu paz; aunque no me duerma.

Camino de Santiago. Diario de un peregrino. Por amor a Tu nombre.

Por amor a Tu nombre”

Comparto con vosotros un diario.Es el diario de una persona que comparte su ser peregrino.
Lo iré publicando, en diferentes entradas, a lo largo de las próximas semanas.

Es un diario de peregrinación, un itinerario existencial, un yo que se narra, que dialoga con un Tú, que es Dios.

Dios siempre presente, que se presiente y se intuye, aunque no se vea, a lo largo de un camino.

El Tú de Dios que, sin sombra en la calzada, con una sombra que recoge en la palma de su mano, empuja suavemente, acompañando el caminar.

Desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela, el Camino francés atraviesa el norte de España, metáfora de la vida, desde la salida del sol hasta su ocaso.

Mucho caminantes escriben su diario, donde comparten con el cielo, consigo mismos y a veces con los demás, qué es lo que busca, qué le mueve a ponerse en camino, qué le saca de su tierra y de su casa y le convierte en un icono de lo que cualquier ser humano es: un caminante.

Cada peregrino, con su ser, sus palabra y sus gestos,  nos narra y da testimonio de los caminos por los que discurre su peregrinar, lo que aprende por esos senderos que suben, que bajan, que son tortuosos y a veces rectos; nos cuenta lo que ve, lo que escucha lo que celebra, lo que comparte, lo que calla, lo que visita o por quien es visitado; nos habla de sus cansancios, de sus fatigas, de sus descansos, de sus reposos. De sus tristezas y alegrías. En definitiva, nos abre a su itinerario vital.

Qué nos ha dicho el Papa en la Jornada Mundial de la Juventud 2011

Aún suenan en nuestros oídos los ecos de todo lo acontecido durante la JMJ, porque han sido muchos meses de intenso trabajo y la experiencia ha sido extremadamente intensa y emocionante.

En el Vía Crucis celebrado aquel viernes por la tarde, el Papa Benedicto XVI lanzó una pregunta al aire, que aún suena en nuestro corazón: Jesús se entregó por nosotros por amor y murió en la cruz, ante tal acción, ¿qué hacemos nosotros por Él?

Podemos caer en la tentación de quedarnos con palabras bonitas y dejarlo todo en el vacío, pero también podemos profundizar en todo lo que nos ha dicho el Santo Padre y dejar que penetre y ahonde en nuestro corazón, para después transmitírselo a los demás. Como en muchas ocasiones nos dijo el Papa:

No os avergoncéis de ser católicos, no os avergoncéis de Cristo.

Para ayudar en esta profundización, un sacerdote de la Diócesis de Málaga, ha elaborado una síntesis de los textos pronunciados por el Papa a los que ha añadido diferentes cuestiones para reflexionar en comunidad y que nos pueden ayudar en nuestra vida como seguidores de Cristo.

Si te interesa puedes descargarlos pinchando aquí.

Memoria de los nuevos beatos marianistas

Hoy 6 de noviembre estamos celebrando por primera vez la memoria de los 4 nuevos beatos de la familia marianista

mártires marianistas
Hace algo más de un año embarcamos en una peregrinación hacia Roma para participar en la fiesta conmemorativa de 4 miembros de la familia marianista reconocidos por su ejemplo de vida. Dejo a continuación algunos recuerdos de aquella vivencia


Canción Dando tu vida






En los primeros meses de la guerra civil española (1936-1939), cuatro religiosos de la Compañía de María (Marianistas) fueron fusilados en Madrid por las milicias revolucionarias. El padre Miguel Léibar Garay fue arrestado y fusilado el 28 de julio de 1936, y los hermanos Joaquín Ochoa Salazar, Sabino Ayastuy Errasati y Florencio Arnáiz Cejudo sufrieron el martirio el 14 de septiembre en compañía de otros dos religiosos dominicos.

Fueron beatificados por el Papa Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007