¿Un Dios sádico? ¿Un Dios chapucero? ¿Cómo vemos a Dios? Ponencias de Pagola y Gelabert

Una amiga me ha recomendado la siguiente entrevista para compartirla en Nova Bella.

Se trata de una ponencia de José Antonio Pagola en la VII Asamblea de predicación organizada por los Dominicos el pasado 2 de junio.

El tema y el desarrollo no me viene de nuevo, pero siempre me gusta recordarlo y que se oiga, porque a veces me da la sensación de que sí es nuevo para mucha gente.
Se trata de si Dios desea el sufrimiento del hombre.

¿Un Dios sádico? La expiación vicaria. José Antonio Pagola

La asamblea comienza sentando las bases del problema del mal, con la ponencia del fraile dominico Martín Gelabert, de quien he recibido clases, precisamente sobre estos temas entre otros, en la facultad de teología de los Dominicos durante este curso y el curso pasado y puedo decir que me gusta especialmente su forma de enfocar todos estos temas.

¿Un Dios chapucero? A vueltas con el problema del mal. Martín Gelabert, OP

Ambas ponencias me parecen muy interesantes para refrescar la idea que tenemos de Dios y de la religión.

¿En nombre de qué decir hoy que el estado no es Dios, ni la raza, ni el dinero, ni el sexo?

Hablando sobre la Trinidad Bezançon reflexiona sobre el valor y la importancia de creer en un solo Dios y se pregunta ¿Creen de veras los cristianos en un solo Dios?

Lo que en el monoteísmo hay de subversivo y liberador no está tanto en lo que dice de Dios, de un Dios tan imposible de captar, sino en lo que niega de los falsos absolutos. ¿En nombre de qué decir hoy que el estado no es Dios, ni la raza, ni el dinero, ni el sexo? Solo puede decirse esto en nombre del rechazo de la divinización de todo lo que es relativo. Decir que solo Dios es Dios, aun cuando en definitiva no se sepa nada de Dios, es decir que el hombre es libre de toda opresión. Se comprende que muchos totalitarismos se hayan preocupado por ello, apelando a dos tácticas posibles: la persecución (como en el nazismo y el imperio romano) o la confiscación de la idea de Dios en una religión o estado.
Por tanto, tenemos derecho a soñar que algún día, más pronto o más tarde, todos los creyentes monoteístas, judíos, cristianos y musulmanes, encontrarán la ocasión de hablar con una sola voz, a propósito de las grandes cuestiones que agitan a nuestra sociedad, para denunciar los ídolos, los falsos absolutos. Cuando están en juego el respeto a la vida y a la dignidad humana, la acogida del extranjero o el rechazo de la tortura, sería importante que recordaran y dijeran todos juntos que nada, ni estado, ni la nación, ni la raza, ni el progreso, ni la lucha de clases, ni la seguridad, pueden erigirse en absolutos. Si se tiene además cuidado de que las religiones mismas no se constituyan en absolutas y en jueces universales, como han hecho tantas veces, podría darse aquí una misión de vigilancia profética: siguiendo a los grandes profetas de la Biblia, denunciar vigorosamente los ídolos que el hombre se fabrica constantemente para dominar mejor a sus semejantes.

Fragmento del libro «Dios no es un ser solitario. La Trinidad en la vida de los cristianos». De Jean-Nöel Bezançon