Tolkien-Cartas

Hoy he estado hablando con un amigo sobre la situación moral, ética… que estamos viviendo en nuestra cultura. Y he sentido la necesidad de colgar este texto.

«Soy, en efecto, cristiano, de modo que no espero que la historia sea otra cosa que una larga derrota, aunque contenga (y en una leyenda puede contener más clara y conmovedoramente) algunas muestras o atisbos de la Victoria final» (Tolkien-Cartas)

5 comentarios en «Tolkien-Cartas»

  1. Nuestra fe no sigue el sentido común. Los hombres y mujeres contemplamos anonadados las mentiras, la guerra, la lucha de poderes, el control de las masas… lo normal es creer que la humanidad es así de perniciosa, y que no cabe esperar mucho más de ella, que cada uno se salve como pueda. Pero los creyentes creemos, en contra de este sentido común, que en la historia Dios está operando. El final de la historia será la destrucción y el aplastamiento final del justo tal y como nos enseña la vida de Jesús. Los hijos de Dios serán crucificados de diversas maneras. El final será desconcertante para los cristianos, Dios será vencido, se habrá aniquilado todo resto de bondad, al menos en apariencia. Pero a Dios le está reservada la última Palabra, la muerte no será el punto y final, pues nuestro Dios es un Dios de vivos. Cristo ha resucitado, y si vivimos con Él, resucitaremos con Él. La victoria es de nuestro Dios.

    Así es como Tolkien en el Señor de los anillos nos muestra como el final de la historia siendo una gran derrota es una gran victoria.

  2. Se tiene tendencia a considerar que todo es negro, o todo es blanco.

    Que el ser humano es excepcional, o deplorable.

    Que es fuerte, o débil.

    Que todo va bien, o catastróficamente.

    Quizá eso ocurre porque el ser humano tiene capacidad de cambiar las cosas, cambiar de actitud, de imaginar lo que es mejor, un mundo diferente del que hay, capacidad de deslindar lo que es bueno y lo que no (aunque ello sea contingente….)

    Cierto que la sociedad no invita al optimismo, como tampoco invitaba la de ayer, ni la de hace 500 años.

    Todo es manifiestamente mejorable.

    Pero, ¿porqué no pensar, TAMBIÉN, en los avances que existen, en las personas que se dedican a luchar contra las imperfecciones naturales del mundo (enfermedades, cataclismos), en la solidaridad (entre otras, la de la iglesia, las ONG), en la capacidad del ser humano de ser mejor, de avanzar?

    Hay muchos problemas, muchos intereses económicos, mucho materialismo consumista, pero también hay otras gentes que luchan contra eso, desde ámbitos diversos.

    No nos sumamos en la desesperanza. Ni hagamos que la única vía para «salir» de ella es la muerte física y la fe en otro mundo (que no todos tenemos, ni siquiera gran parte de los y las católicos)

    Ello conlleva a la resignación. Y «hay otros mundos, pero están en este» que decía el poeta…

    Un fuerte abrazo, en particular a Dani.

  3. Lamento no haberme hecho entender. Para los católicos la esperanza en la Victoria Final es lo que nos mueve a transformar el mundo desde ya, no a huir de el. Mirando la historia se ve con claridad como los cristianos hemos sido agentes de transformación activa. Hoy lo seguimos siendo. Así fue la vida de Jesús, pero paradójicamente su vida fue segada brutalmente, sólo a la luz de la resurrección adquirieron pleno sentido sus obras y palabras.

  4. Mi opinión (que puede ser equivocada)
    Copio la carta casi entera de Tolkien, puede ayudar a la interpretación:» (Frodo) había llegado también a la conclusión (supongo) de que la lucha física es, en realidad, en última instancia menos eficaz que lo que piensa la mayoría de los hombres (buenos). Soy, de hecho, cristiano, y católico apostólico romano por lo demás, de modo que no espero que la «historia» sea otra cosa que una «larga derrota», aunque contenga (y en una leyenda puede contener más clara y conmovedoramente) algunas muestras o atisbos de victoria final.» (carta 195)

    Yo lo interpreto de muchas maneras. Una de ellas es que nosotros no podemos «jugar» con las mismas armas con las que juega el mundo (la lucha bélica o entrar al juego del desprestigio, de la difamación, de…).
    Y, también en parte de la siguiente manera: Es cierto que la realidad a veces es un poco «desesperante», pero la Verdad, la Verdad con mayúsculas, es la Victoria. Una victoria que en nada se parece a la de este mundo. Y esa victoria la podemos ver muchas veces en lo que dice Guillermo: voluntarios, ONG´s, avances tecnológicos (siempre que se usen bien)… Son atisbos de que el mal no tiene ni tendrá la última palabra, aunque a veces parezca eso.
    No sé, puede que lo que ha escrito Dani parezca un poco apocalíptico, pero no está tan lejos de la realidad si nos vamos a países como Perú, Guatemala, Etiopía… y un sinfín de realidades bastante opresivas. Claro que desde aquí, en una Europa que vive bastante bien nos puede parecer apocalíptico, pero la guerra existe (y muchas). Y el hambre existe (más de lo que imaginamos aquí). Y el dolor existe. Y la difamación. Y la mentira. Pero entre ellos existe la Luz que nos hace recordar que la última palabra no la tiene la muerte.

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