Tu morada

el rabí baruj llegó a aquella frase del salmo que dice: «no daré sueño a mis ojos ni reposo a mis párpados hasta que encuentre un lugar para el Señor» (Salmo 132). Entonces se detuvo y dijo para sí: «hasta que me haya encontrado a mi mismo y haya hecho de mí un lugar preparado para el descendimiento de la divina Presencia»
Martin Buber

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