Vida consagrada

Viviréis plenamente vuestra vocación de consagrados en la vida religiosa

¡Siendo alegres! Mostrad a todos que seguir a Cristo y poner en práctica su Evangelio llena vuestro corazón de felicidad. Contagiad con esta alegría a quien se os acerque, y entonces muchas personas os preguntarán la razón de ello y sentirán el deseo de compartir con vosotros vuestra espléndida y entusiasta aventura evangélica.

¡Siendo valientes! Quien se siente amado por el Señor sabe poner en Él plena confianza. Así han hecho vuestros fundadores y fundadoras, abriendo caminos nuevos de servicio al reino de Dios. Con la fuerza del Espíritu Santo que os acompaña, id por los caminos del mundo y mostrad el poder innovador del Evangelio que, si se lleva a la práctica, también hoy obra maravillas y puede dar respuesta a todos los interrogantes del hombre.

¡Siendo mujeres y hombres de comunión! Bien arraigados en la comunión personal con Dios, que habéis elegido como el porro unum (cf. Lc 10, 42) de vuestra vida, sed incansables constructores de fraternidad, ante todo practicando entre vosotros la ley evangélica del amor mutuo, y luego con todos, especialmente los más pobres. Mostrad que la fraternidad universal no es una utopía, sino el sueño mismo de Jesús para toda la humanidad.

 

Papa Francisco, Mensaje a los religiosos con ocasión del año de la vida consagrada

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