Walden

Seguir el discurrir del razonamiento de Thoreau y pensar en la necesidad de un cambio de valores es todo uno. Cuando deje de admirarse al rico, al poderoso, a todo aquel cuyo único mérito sea la exposición de sus pertenencias; cuando esta sociedad sea capaz de dar una vuelta de tuerca y apreciar a las personas por su grado de bondad, de solidaridad, de creatividad, de aportación a los demás en todos los ámbitos, será cuando realmente empezarán a transformarse las cosas.

Esta es una de las certezas a las que me ha conducido Thoreau. En este ser que practicó la rebeldía y que siguió siempre la melodía de su música interior, encuentro respuestas a casi todo. En medio del ruido, de la confusión, que impone la actualidad, ante la constante ceremonia de mentiras a la que nos asomamos cada día, me enseña a detenerme, a valorar el silencio profundo, la meditación. Cuando todo parece ir en una dirección que aborrezco, cuando he de encontrar el valor necesario para seguir mi andadura sin titubeos, de acuerdo a mis convicciones, él está ahí, con su ejemplo, con sus palabras, animándome a respirar hondo, a mirar al cielo, a sentir las energías del poderoso universo que está por encima de todo, ante el que somos insignificantes briznas de hierba.

Emma Rodriguez

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