Canto

CUANDO tú me mandas que cante, mi corazón parece que va a romperse de orgullo. Te miro y me echo a llorar.

Todo lo duro y agrio de mi vida se me derrite en no sé qué dulce melodía, y mi adoración tiende sus alas, alegre como un pájaro que va pasando la mar.

Sé que tú te complaces en mi canto, que sólo vengo a ti como cantor. Y con el fleco del ala inmensamente abierta de mi canto, toco tus pies, que nunca pude creer que alcanzaría.

Y canto, y el canto me emborracha, y olvido quien soy, y te llamo amigo a ti que eres mi señor.

R.Tagore

Deja una respuesta